viernes, 3 de agosto de 2018

Un momento... COMO ÁRBOLES PLANTADOS JUNTO AL RÍO



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
COMO ÁRBOLES PLANTADOS JUNTO  AL RÍO

Todos, sin excepción, hemos sido afectados por la crisis económica, moral y social por la que de una u otra manera, en mayor o menor medida, con unos u otros matices regionales, está atravesando el mundo en este tiempo.

La condición de nuestros pueblos, ha empeorado como consecuencia del alza de los precios en todas las categorías de consumo, de las guerras internas, del abuso de los recursos naturales, del gasto superfluo de gobiernos incompetentes y sobre todo, de la avaricia, el odio, los celos, la discordia y la envidia de los hombres sin DIOS.
Todos estos y muchos otros factores de tipo moral, han contribuido a llevarnos a la situación en que nos encontramos.
No podemos separar el aspecto moral de su conclusión lógica en el área material. El pecado sigue siendo la raíz de todos los males del hombre y la respuesta de DIOS es invariablemente la misma, un retorno a su ley y a sus caminos.
El tema principal del Salmo 1 es precisamente la ley del Señor y lo que él hace en el hombre que la guarda y se aparta del consejo de los malos.
La ley de Dios no es la imposición arbitraria de un ser supremo celoso que no quiere que sus criaturas prosperen. No está diseñada para sofocar la expresión libre de los hombres. Todo lo contrario, el mandamiento divino es la única manera que tenemos para desarrollar nuestro potencial pleno como seres humanos y alcanzar así la felicidad.
La mentira de satanás sigue siendo la misma que usó cuando engañó a la primera pareja en el huerto: “Dios no quiere que sean como él y por eso les ha dado su mandamiento. Ustedes mismos pueden decidir lo que es bueno y lo que es malo. No hacen falta sus reglas para lograr lo que se propongan.”
De esa manera los hizo dudar de la palabra de DIOS y los tentó para que desobedecieran a él y tuvieran poder sobre todo lo creado.
Nada les había negado. Sólo un requisito les puso para que mantuvieran su bendición, confiar en que las decisiones que había hecho para ellos, eran las únicas que los conducirían a alcanzar su crecimiento a la imagen y semejanza de su Creador. Pero Adán desobedeció el mandamiento del Señor y los resultados funestos no se hicieron esperar.
El versículo 1 del Salmo 1 dice: “Feliz el hombre que pone su amor en la ley del Señor.” 
El salmista compara esta relación con un “árbol plantado a la orilla de un río.” La figura habla de abundancia de agua para satisfacer todas sus necesidades. Alrededor suyo podrá haber sequedad y escasez, pero a él nunca le faltará. Su follaje estará siempre verde y frondoso y su fruto vendrá sin demora, y en su tiempo.
Jesús reafirma la intención del padre cuando dice en Juan 10.10: “Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia”. 
El secreto de la abundancia no depende de las circunstancias. La condición para que le vaya bien no radica en los buenos tiempos, ni en que todos los factores de las teorías económicas se alineen según el razonamiento humano. Si queremos que todo lo que hagamos nos salga bien, ocupémonos de cumplir con la voluntad de DIOS y en descubrir y obedecer Su consejo.
Dios les bendiga abundantemente.

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