lunes, 6 de agosto de 2018

Leyendo... Jeremías capítulo 47



LECTURA DIARIA:
Jeremías capítulo 47

Este capítulo habla de la profecía en contra de los Filisteos.

Es probable que Faraón-necao destruyese a Gaza cuando regresaba de derrotar a Josías.
A los caldeos que vienen del norte se comparan a las aguas impetuosas del Eufrates. La destrucción de Gaza sólo fué el preludio de un desastre mayor para los filisteos. Nabucodonosor dejó a Nabuzaradán, después de haber tomado a Jerusalén, para que subyugase a las ciudades adyacentes y el campo.
Tan desesperada será la calamidad, que los hombres renunciarán a sus afectos naturales. Siendo vecinos de los fenicios de Tiro y Sidón, harían, naturalmente, causa común con ellos en caso de invasión. Esas ciudades no tendrían quien las auxiliase cuando los filisteos fuesen derrotados.
Por “el remanente” se significa aquí a los que subsistieron después que los egipcios atacaron a Gaza y Palestina: o más bien los sobrevivientes después de haber sido atacados por los caldeos, antes de que éstos atacasen a los filisteos.
A Palestina se representa como mujer que se ha arrancado el cabello y rajádose la piel, que era la demostración pagana de duelo,  su valle-la larga faja de tierra ocupada por los filisteos en la costa mediterránea de Palestina, al oeste de las montañas de Judea.
Jeremías deja de dirigirse a la espada en la segunda persona, y se vuelve a sus oyentes y les habla en la tercera persona. Jehová lo ha enviado. Él ha ordenado que haga estragos.

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