lunes, 20 de agosto de 2018

Leyendo... Ezequiel capítulo 2



LECTURA DIARIA:
Ezequiel capítulo 2


Dios llama a Ezequiel “hijo de hombre”, esto hace énfasis en su humanidad, en contraste con la trascendencia del Dios con quien habla.

Estamos hechos del polvo, y aun así Dios depositó en nosotros su vida y su aliento, y nos pide que le sirvamos.
El Espíritu de Dios entró en Ezequiel y lo preparó para su tarea.
Solo podemos imaginar lo que fue para Ezequiel experimentar la visión descripta. Ciertamente muchas cosas no comprendió, pero sabía que todo tenía significado porque provenía de Dios.
Cuando Dios vio la actitud franca y obediente de Ezequiel, lo llenó de su Espíritu y le dio poder para el trabajo que iba a realizar más adelante.
Como muchos de los profetas que le antecedieron, Ezequiel enfrentaba una difícil tarea porque la gente se había rebelado contra Dios.
Ezequiel tenía que proclamar el mensaje de Dios al pueblo “escuchara o no”.
El éxito de Ezequiel se mediría no por la forma en que el pueblo respondiera a sus mensajes, sino por la forma en que obedeciera a Dios y cómo llevara a cabo el propósito por el cual Dios lo llamó
Dios dijo que el pueblo era de duro rostro y de empedernido corazón porque no quería reconocer su pecado. La rebeldía fue la característica principal de la nación en ese tiempo.
Aun cuando Dios les señaló sus malas acciones, se cerraron a la verdad.
A Ezequiel se le dio la difícil responsabilidad de presentar el mensaje de Dios a un pueblo mal agradecido y abusivo.
El Señor le dijo a Ezequiel que no tuviese miedo ni se revelara, pero que hablara sus palabras, independientemente de la atención del pueblo.
En tres ocasiones Dios le dijo a Ezequiel que no temiera.
Los más antiguos rollos estaban escritos por una sola cara. La mayor parte de este mensaje consistía de endechas y lamentaciones y ayes; los temas favoritos de Ezequiel antes de la destrucción de Jerusalén.
Los libros antiguos eran por lo general rollos, una página (hasta de casi diez metros) que se enrollaba simultáneamente por ambos extremos. Normalmente, los rollos estaban escritos de un solo lado. Pero en este caso, las advertencias se desbordaron hacia el otro lado del rollo, en señal de la plena medida de castigo que caería sobre Judá.

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