jueves, 30 de agosto de 2018

Un momento... APRENDAMOS A ESCUCHAR PARA LUEGO HABLAR



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
APRENDAMOS A ESCUCHAR PARA LUEGO HABLAR

En la comunicación hay tres elementos que se deben tomar muy en cuenta. 
 
Uno es el emisor, quien habla debe saber hablar. Dos es el receptor, quien escucha o recibe la información pero que debe saber escuchar.  Tres es el mensaje que se da, debe ser tan claro que con facilidad puede ser recibido a pesar de las constantes interferencias.    
El aspecto que se debe tomar muy en cuenta es que los tres aspectos son importantes, son un arte, se debe aprender a hacerlo.   
Cuando no se hace bien alguno de estos tres elementos, se crea o confusión, malos entendidos, y hasta reacciones no apropiadas.
 Si hay una cosa que crea diferencias, reacciones, y hasta problemas es por causa de la mala comunicación. 
A veces hablamos sin pensar, en otras sin escuchar, y en otros casos, reaccionamos sin haber entendido lo que se nos ha dicho.   
Santiago en la última parte del capítulo 1 de su carta hace énfasis en esto. 
De este pasaje surgen excelentes principios de comunicación. 
1. Cuando  alguien quiere a hablar con nosotros, debemos escucharla con atención.  
2. Mientras escuchamos comportémonos de manera constructiva. 
3.  Cuando hablemos hagámoslo con claridad, exactitud, y de buena manera.
4. Digamos  las cosas con respecto.
Esto requiere dos cosas: tomar tiempo para hablar claro, pero escuchar con atención para poder entender. El volumen de voz, forma de decirlo, actitud, los gestos, interés. Hablar con cuidado, claridad, sabiduría y amor pero también se debe escuchar  con atención, interés, y buena intención. 
Para aclarar, se debe volver a conversar lo mismo pero con cuidado y  escuchar con atención.
Debemos mejorar la comunicación escuchando antes de responder, meditando antes de hablar, y si su corazón controla su boca,  entonces lo que digamos hará que la otra persona  se sienta respetado y valorado.
Este es el énfasis de Santiago, que aprendamos a escuchar antes de hablar, que no reaccionemos sin antes pensar, y que seamos rápidos para escuchar la Palabra de DIOS. 
Cuando oímos con atención la Palabra de DIOS y la entendemos, lo más seguro es que la practicaremos. 
Oír la palabra no es suficiente, sino entenderla, y cuando esto sucede, hablamos correctamente, y la obedecemos o la usamos de manera adecuada al vivirla.  Cuando sabemos hablar como resultado de que la hemos entendido, los resultados son muchos y buenos.
Escuchemos con atención la Palabra hasta que lleguemos a entender lo que DIOS desea decirnos, y entonces sabremos cómo responder, reaccionar, y comportarnos ante toda persona y circunstancia.   
El resultado será actuar con madurez, guiados por el Espíritu.
Dios les bendiga abundantemente.

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