miércoles, 1 de agosto de 2018

Un momento... TODA NUESTRA VIDA EN LAS MANOS DE DIOS



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
TODA NUESTRA VIDA EN LAS MANOS DE DIOS

¿Por qué dio DIOS la ley al hombre? No necesitamos examinar todas las leyes que DIOS ha dado en estos cuatro mil años.
Sólo necesitamos observar los diez mandamientos que DIOS dio a los israelitas en el monte Sinaí. ¿Cuál fue el propósito de estos mandamientos?
DIOS les dio los diez mandamientos a los israelitas, no para que los guardaran, sino para que los quebrantaran. ¿Qué significa esto? Dios sabe que el hombre no puede guardar la ley y también conoce que todos somos pecadores. Sin embargo, el hombre se niega a aceptar el juicio de DIOS.
Sólo cuando una persona fracase después de intentar cumplir la ley, reconocerá que es pecadora. El libro de Romanos nos dice que DIOS dio la ley al hombre para que éste la quebrantara, no para que la guardara.
“Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro”.
Romanos 5. 20 – 21.
Cuando el hombre llega a comprender que no puede guardar la ley, viene a ser subyugado y se humilla. DIOS invirtió miles años en ayudar al hombre a ver que no puede lograr nada. Después envió a Cristo para que el hombre lo recibiera y fuera salvo por El.
En estos últimos dos mil años, muchos pecadores han sido salvos. Fuimos salvos a pesar de que éramos pecadores.
Somos inútiles. Para poder recibir liberación de parte de DIOS, lo primero que debemos hacer es reconocer que no podemos hacer nada y no intentar nada. Tenemos que decirle a DIOS: “Me rindo ante Ti Estoy acabado. Ya no lucharé”. Esto es lo que significa rendirnos.
¿Qué sucede cuando vemos que el Señor murió en la cruz por nosotros? ¿Qué sucede cuando creemos? Somos salvos tan pronto creemos. Igualmente cuando vemos que el Señor nos ha llevado a la cruz, y nos ha crucificado allí, cesamos de luchar y no tratamos de mejorar.
Una vez que creemos que el Señor está en nosotros y que vence en nuestro lugar, detenemos nuestras obras y permitimos que DIOS nos rescate. Decimos: “Señor, nunca mejoraré y tampoco tengo la intención de intentarlo. No haré nada de hoy en adelante. No tomaré el control ni me preocuparé por nada. Soltaré todo a partir de hoy, y los problemas ya no serán míos, toma Tú el control de mi vida”. Esto es lo que significa rendirnos. Esto es lo que significa soltar.
Algunos han dicho que soltar es muy difícil.
Romanos 7. 18 dice: “Yo sé que mis deseos egoístas no me permiten hacer lo bueno, pues aunque quiero hacerlo, no puedo hacerlo”.
Si aún seguimos administrando nuestros propios asuntos; no podemos decir que fuimos crucificados juntamente con Cristo ni que ya no vivimos nosotros. Soltar significa morir, renunciar; significa abandonar todo esfuerzo por tomar control y olvidarnos del asunto. Cuando ya no seamos capaces, DIOS podrá obrar. Por tanto, la primera condición es soltar los asuntos.
Esto es lo que significa soltar y rendirnos. Esto es lo que significa estar crucificados con Cristo. Debemos decirle al Señor: “No renuncio porque sea capaz; renuncio porque no puedo tolerar más esto. No soy capaz de hacer nada; no logro manejar las cosas”. Es por esto que tengo que renunciar.
Lo único que debemos hacer es dejar todo en las manos del Señor. No debemos preocuparnos ni tratar de hacer nada. Esto es lo que significa vencer; esto es lo que significa rendirse.
Eso significa entregar TODA nuestra vida en las manos de DIOS.
Dios les bendiga abundantemente.

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