lunes, 13 de agosto de 2018

Leyendo... Lamentaciones capítulo 1



LECTURA DIARIA:
Lamentaciones capítulo 1

Los profetas a veces describían a Jerusalén como una mujer. Era la «hija de Judá», pero ahora se ha convertido en viuda.

Este es el cántico de dolor de Jeremías por la destrucción de Jerusalén. La nación de Judá quedó derrotada totalmente, el templo destruido y los cautivos llevados a Babilonia. Las lágrimas de Jeremías eran por el sufrimiento y la humillación del pueblo, pero calaron aún más hondo en su corazón. Lloró porque Dios rechazó al pueblo por rebelde. Cada año se leía este libro en voz alta para que los judíos recordaran que su gran ciudad cayó debido a su pecaminosidad obstinada.
El término amantes se refiere a naciones tales como Egipto, a la cual Judá constantemente pidió ayuda. Cuando los babilonios cercaron Jerusalén, la nación de Judá se apartó de Dios y en su lugar buscó la ayuda y protección de otras naciones.
Edom estuvo entre quienes más se burlaron cuando cayó Jerusalén en manos de sus enemigos.
Todos los que la honraban la han menospreciado, porque vieron su vergüenza. Ser desnudado constituía una de las más grandes humillaciones en el mundo antiguo. Así se castigaba a una prostituta.
Jerusalén se arriesgó tontamente y perdió, negándose a creer que la vida inmoral traía consigo el castigo de Dios. La consecuencia final del pecado es el castigo.
Babilonia, aun cuando pecadora, fue el instrumento que Dios usó para castigar a Judá y a Jerusalén, su capital. El pueblo de Jerusalén clamó a Dios para que castigara a la malvada Babilonia de la misma manera en que los castigó a ellos (“haz con ellos como hiciste conmigo”). Dios lo haría, ya que había dictado sentencia de juicio sobre Babilonia.

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