miércoles, 1 de agosto de 2018

Leyendo... Jeremías capítulo 42



LECTURA DIARIA:
Jeremías capítulo 42

La presencia del profeta levantó los ánimos. Estaban decididos a ir a Egipto, pero querían una confirmación divina de sus planes.

Jeremías acepta interceder por ellos, pues contempla la situación triste en que se hallan sin culpa alguna por su parte, pues han sido víctimas de una política descabellada.
Los jefes temían la represalia caldea, y estaban decididos a huir a Egipto. Los fugitivos dicen con humildad: Pide por nosotros a Yehová, tu Dios.
Después de la catástrofe creían que Dios los había abandonado definitivamente, y por eso no se atrevieron a considerarle como su Dios, sino que dicen al profeta: tu Dios.
A pesar de la ansiedad de los consultores, la respuesta tardó diez días en llegar. Durante este tiempo, los jefes procuraban con sus propagandas ganar los ánimos del pueblo en favor de un éxodo hacia Egipto. Baruc trató de hacer frente a esta tesis, pero su labor fue contraproducente, ya que, por su amistad con Jeremías, creyeron que había sido aquél el instigador de la propuesta del profeta de que permanecieran en el país sin ir a Egipto. Jeremías tardó en dar respuesta sencillamente porque no había recibido comunicación divina.
La respuesta de Dios es taxativa: la salvación del pueblo está en permanecer en la tierra, mientras que el exilio egipcio no les traería más que desventuras.
Y, por ello, con el corazón dolorido, les anuncia el triste destino que les esperaría en Egipto: moriréis de espada, de hambre, de peste.

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