viernes, 31 de agosto de 2018

Leyendo... Ezequiel capítulo 13



LECTURA DIARIA:
Ezequiel capítulo 13

La advertencia de la condenación iba dirigida a los falsos profetas cuyos mensajes no provenían de Dios.
Sino que eran mentiras que intentaban ganar la simpatía de la gente al decir cualquier cosa que los hiciera feliz. A los falsos profetas no les importaba la verdad como a Ezequiel. Adormecieron a la gente con un falso sentido de seguridad, haciendo que el trabajo de Ezequiel fuera mucho más difícil.
Usaban su propio intelecto y andaban en pos de su propio espíritu, en lugar de escuchar a Dios.
La gente estaba ocupada reparando los muros de Jerusalén y los profetas debían haber fortalecido también la moral y las defensas espirituales.
Un triple castigo se anuncia para los profetas que adivinan mentira : Perderán el lugar de honor que ocupan en la congregación; sus nombres serán borrados del libro de la casa de Israel; no retornarán a la tierra de Israel desde el exilio.
Estos falsos profetas cubrían sus mentiras («una pared insegura» según la versión popular) con «lodo suelto» («cal» en otra traducción) para darle una apariencia agradable. Tal superficialidad no podía mantenerse firme bajo el escrutinio de Dios.
La embarradura con lodo suelto no sostendría la pared cuando llegue la lluvia torrencial del juicio de Dios.
La advertencia contra las falsas profetisas. Parece una alusión a las hechiceras y adivinas.
Existen registros en la Biblia que indican que el don de la profecía se otorgaba tanto a mujeres como hombres. María, Débora y Hulda eran profetisas. Pero las mujeres mencionadas en este versículo se parecen más a la bruja de 1 de Samuel 28.7, y son condenadas por descorazonar a los justos.
Cosen vendas mágicas, el uso de tales vendas ha sido demostrado en el caso de las prácticas mágicas de Babilonia. Las vendas y los velos eran utilizados por las propias hechiceras; y para poner fin a tales prácticas Dios las despojará de ellos.
Estas vendas mágicas para las manos y los velos mágicos para la cabeza se usaban en prácticas de brujería. Eran anunciadas como amuletos de la buena suerte, pero en realidad se utilizaban para engañar a la gente y atraparla en la idolatría.

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