jueves, 8 de marzo de 2018

Un momento... CUIDADO CON LA AVARICIA



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
CUIDADO CON LA AVARICIA

Uno de los espíritus que abundan en la sociedad actual, y aún dentro de las iglesias, es el espíritu de avaricia.
“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: no te desampararé, ni te dejaré”. Hebreos 13. 5.
La avaricia y los temores financieros son superados por la seguridad fundada en la constante presencia de DIOS y en las promesas que el Señor nos ha hecho sobre la satisfacción de nuestras necesidades diarias. 
Viendo esto no podemos menos que pensar en cuánto nos cuesta confiar en el DIOS. Debido a la palabra de consuelo que DIOS ha pronunciado, podemos decir confiadamente: el Señor es mi ayudador, no temeré. 
La parábola del sembrador nos alerta de esto cuando dice en Mateo 13. 22: “El que fue sembrado entre espinos, este es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa”.
“Mas el que fue sembrado en buena tierra, este es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta y a treinta por uno”. Mateo 13. 23.
De aquí tenemos que rescatar un principio altamente valioso. Es el que dice que el engaño de las riquezas ahoga la Palabra. 
Por eso es que cuando DIOS habla de prosperidad, no necesariamente está hablando en el mismo idioma y sentido que hablamos nosotros. 
La prosperidad que DIOS ve para nuestra vida es abarcativa y la que nosotros solemos ver, no va más allá de la arte monetaria, solo la prosperidad económica. 
“Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios”. Efesios 5. 5.
Este versículo habla claramente de alguna de las que le impiden a una persona entrar al reino de DIOS. 
“Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. 1 de Timoteo 6. 9 – 10.
Nadie censura el deseo de progreso y prosperidad, pero esta palabra es muy concreta en lo concerniente al deseo de enriquecerse como meta única. Dice que caen en tentación y quedan enlazados por satanás. Y agrega, como para que nadie se haga el distraído y diga que no se dio cuenta, que el amor al dinero es la raíz de todos los males.
“Honra a Jehová con tus bienes, y con las ‘primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto”. Proverbios 3. 9 – 10.
Que la rectitud sea recompensada, algo que aparece repetidamente en Proverbios y en muchos otros libros de la Escritura, no constituye una garantía que opera mecánicamente de acuerdo con la ley de causa y efecto. Al contrario, como sucede con la siembra y la cosecha, es una ley general que forma parte del mundo creado por DIOS. 
Puede que haya excepciones, por lo menos durante un tiempo, pero ellas no cambian los inexorables principios del universo. 
¡Es que la Biblia dice que hay que dar los diezmos! ¡Es que los diezmos pertenecen a la época de la Ley y ahora estamos bajo la Gracia! Discusiones influidas por espíritus de avaricia. 
Porque fuere como fuere, la que promete abrir las ventanas y derramar bendiciones hasta que sobreabunden, es una promesa de DIOS y, si bien la ley dejó de ser, la promesa para quien quiera tomarla, sigue viva y eficaz. Esa es la realidad.
Dios les bendiga abundantemente.

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