sábado, 3 de marzo de 2018

Leyendo... Proverbios 12


LECTURA DIARIA:
Proverbios 12

La verdadera enseñanza que nos permite aprender, incluye estar dispuesto a aceptar la disciplina y la corrección, y aprender de la sabiduría de otros. Una persona que rechaza la crítica constructiva tiene un problema de soberbia. Tal persona no puede aprender mucho.
Afirmar significa tener éxito. El verdadero éxito viene solo a los que hacen lo que es bueno.

Sus esfuerzos soportan la prueba del tiempo. Entonces, ¿qué clase de éxito da la impiedad? Todos conocemos personas que engañaron para pasar el curso o para pagar menos impuestos. Los éxitos aparentes son temporales. Se compran a expensas del carácter. Los que engañan se vuelven cada vez más deshonestos, y los que hieren a otros se vuelven insensibles y crueles. A la larga, una conducta perversa no lleva al éxito, conduce a más impiedad. El verdadero éxito no compromete la integridad personal.
El justo es lo suficientemente sensible como para cuidar de los animales (algo raro en aquellos tiempos), pero el impío, aunque sea sensible, se comporta cruelmente frente a otros seres humanos.
Prevaricación de labios es torcer los hechos para apoyar las declaraciones que expresan. Los que hacen esto quedarán atrapados en sus propias mentiras. Pero para alguien que siempre dice la verdad, los hechos, pura y llanamente, ofrecen una defensa firme.
Cuando alguien se enoja y lo insulta, es natural devolver el insulto. Pero esto no resuelve nada y solo acrecienta el problema. En vez de ello, mantenga la calma y responda lenta y prudentemente. Su respuesta positiva logrará resultados positivos.
Las palabras, que son poderosos instrumentos, pueden hacer bien o mal, agradar o desagradar a Dios, en dependencia a la sabiduría y verdad que encierren.
La verdad es eterna y oportuna, se aplica hoy y siempre. Debido a que está conectada con el carácter inalterable de Dios, también es inalterable.
A pesar de que a los justos le acontecen cosas malas, tienen la capacidad de ver oportunidades en sus problemas y avanzar. El malvado, sin la sabiduría de Dios, no tiene la capacidad de enfrentar sus problemas.
Los cuerdos tienen una discreta confianza. Los inseguros o desconfiados necesitan dar pruebas, pero los cuerdos no necesitan demostrar nada. Saben que son capaces, así que pueden realizar su trabajo.
Aun el justo se pone en peligro si se une a malas compañías.
El diligente utiliza con sabiduría las posesiones y los recursos, el indolente los desperdicia. El desperdicio se ha convertido en un modo de vida para los que viven en la tierra de la abundancia. Pero el desperdicio es signo de pereza.
Para muchos, la muerte es una puerta oscura al final de su vida, un corredor a un destino desconocido y temido. Pero para el pueblo de Dios, la muerte es un sendero brillante que conduce a una vida nueva y mejor.

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