miércoles, 7 de marzo de 2018

Un momento... ADIOS A LA ANSIEDAD



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
ADIOS A LA ANSIEDAD

Un espíritu sumamente activo fuera y dentro de las congregaciones, es el que tiene que ver con la ansiedad y la preocupación. 
Si prestamos atención, hay publicaciones en distintos medios gráficos o televisivos, ya sea desde los avisos o desde la programación o la misma medicina, cuyo objetivo es armar soluciones al hombre con relación a sus ansiedades y preocupaciones, sintetizadas bajo el rótulo del estrés y, obviamente, a todos sus derivados que van desde la salud y la calidad de vida hasta la mismísima sexualidad. 
En la medida que las condiciones sociales empeoran, la ansiedad y preocupación aumenta. Y no sólo en países que tienen problemas, sino también en otros que parecerían no tener motivos. Eso demuestra, una vez más, que las cosas no pasan por lo social sino por el corazón del hombre.
“Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo”. Salmo 55. 22.
¿Qué es echar sobre Jehová tu carga? 1 de Pedro 5. 6 - 7 nos da una pequeña muestra: “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo, echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. Esto significa que su carga es su ansiedad. 
Y la palabra ansiedad tiene su raíz en otra, que indica dividir la mente, distracciones y preocupaciones, estar ansioso anticipadamente acerca de la vida diaria. Semejante preocupación es innecesaria, porque el amor del Padre provee para nuestras necesidades especiales.
Después dice que si hacemos esto, Él nos SUSTENTARÁ, que mantener, nutrir, proveer alimento, cargar, sostener, proteger, apoyar, defender, suplir los medios necesarios para la vida. 
“Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud”. Lucas 12. 22.
(30) “Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad el reino de Dios y todas estas cosas os serán añadidas”. Lucas 12. 30 - 31.
Esto nos está mostrando tres puntos básicos a tener en cuenta e incorporar a nuestra rutina. Considerar a la preocupación como un pecado. Disciplinarnos para dejar atrás todo tipo de ansiedades. Confiar ciega y decididamente en el Señor sin pretender ver señales por anticipado.
“Se deshace mi alma de ansiedad; y susténtame según tu palabra”. Salmo 119. 28.
Este versículo agrega un elemento muy importante, la ansiedad proviene del alma. Si nuestra alma aún no se ha sujetado al Espíritu Santo que mora en nuestro espíritu, es natural que presente batalla y nos produzca más de un dolor de cabeza.
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo”. Filipense 4. 6 - 7.
La oración y la paz, están íntimamente vinculadas. Aquel que confía en los cuidados de Cristo, en lugar de atormentarse con sus propios problemas, experimentará que la paz de DIOS le libra del agobio de la ansiedad. ¡Regocíjese como una disciplina constante! Comprenda que Jesús trae paz a los que en Él confían.
“Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo”. Salmo 119.165.
Dios les bendiga abundantemente.

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