lunes, 12 de marzo de 2018

Leyendo... Proverbios 21




LECTURA DIARIA:
Proverbios 21

En los días de Salomón, los reyes poseían autoridad absoluta y a menudo se consideraban dioses. El versículo 1 muestra que Dios, no los gobernantes terrenales, tiene la autoridad final sobre la política mundial. A pesar de que no se han dado cuenta, los reyes más poderosos de la tierra han estado siempre bajo el control de Dios.
Toda persona justifica su conducta, pero Dios toma en cuenta también sus motivos.
La gente puede encontrar una disculpa casi para todo, sin embargo Dios mira detrás de la excusa en busca de los motivos del corazón.
Los sacrificios y ofrendas no son sobornos que le hacemos a Dios para que no mire nuestras fallas de carácter. Si nuestros tratos personales y de negocios no se caracterizan por la justicia, ninguna cantidad de generosidad en la ofrenda la compensará.
Llevar a cabo fielmente las tareas mundanas es un gran logro. Dicho trabajo se lleva a cabo con paciencia de acuerdo a un plan. La diligencia no surge de manera natural en la mayoría de la gente. Es el resultado de un carácter firme.
Por lo general, es mejor aprender de los errores de otros que de los propios. Podemos hacerlo al escuchar su consejo.
Deberíamos trabajar para satisfacer las necesidades de los pobres y protegerlos de sus derechos. Algún día quizás necesitemos dichos servicios.
El impío y el prevaricador no pueden compararse con el recto y el justo
El versículo 20 habla acerca del ahorro para el futuro. Los créditos fáciles tienen a mucha gente viviendo al borde de la bancarrota. El deseo de mantener y acumular más, los empuja a gastar hasta el último centavo que ganan, y estiran su crédito hasta el límite. Pero cualquiera que gasta todo lo que tiene, consume más de lo que puede afrontar. Una persona sabia aparta dinero para cuando tenga menos. Dios aprueba la previsión y la restricción. El pueblo de Dios necesita examinar su estilo de vida para ver si lo que gasta complace a Dios o solo a él mismo.
La clase de alabanza (sacrificio) descrita en el versículo 27 no es mejor que un soborno. Dios deja bien en claro que desea obediencia y amor más que rituales religiosos. Dios no quiere únicamente nuestros sacrificios de tiempo, energía ni dinero. Quiere nuestros corazones: amor y devoción completos. Quizás sobornemos a la gente, pero no podemos sobornar a Dios.
Las consecuencias dañinas de la mentira se mantienen aun después que el mentiroso ha muerto.
El versículo 31 se refiere a la preparación para la batalla. Todos nuestros preparativos son inútiles sin Dios, pero aun con su ayuda debemos hacer lo que nos corresponde y prepararnos. Su control de los resultados no anulan nuestras responsabilidades.

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