lunes, 19 de marzo de 2018

Leyendo... Proverbios 28

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LECTURA DIARIA:
Proverbios 28

Para que un gobierno o sociedad perdure, necesita líderes sabios e informados, y estos son difíciles de encontrar. 


Cuando mucha gente vive para sí con muy poco interés en cómo sus acciones afectan a otros, la corrupción moral resultante puede hacer que una nación se venga abajo.
El juicio es parte del carácter de Dios, el principio del juicio es entender todo lo que le sucede a los demás. Un cristiano no puede ser indiferente al sufrimiento humano, debido a que Dios no lo es. Y sin dudas no debemos contribuir al sufrimiento humano mediante negocios egoístas ni de políticas injustas del gobierno.
Según la cuenta de Dios, las riquezas del mundo terminarán en manos del justo.
Dios no escucha nuestras oraciones si intentamos volver al pecado en cuanto levantamos las rodillas del piso. Sin embargo, si queremos abandonar el pecado y seguir a Dios, nos escuchará gustoso por grave que haya sido el pecado. Lo que cierra sus oídos no es la seriedad del pecado, sino la secreta intención de volverlo a hacer.
A menudo, los ricos se consideran maravillosos; no dependen de nadie, se dan el mérito por todo lo que hacen. Pero eso es una baja autoestima. Mediante la dependencia en Dios en sus luchas, el pobre desarrolla una riqueza de espíritu que ninguna fortuna le ofrecería. El rico puede perder toda su riqueza material, mientras que nadie puede arrebatarle al pobre su carácter.
No envidiemos al rico, el dinero quizás sea lo único que tiene.
Quien se confiesa recibe misericordia de Dios.
Es propio de la naturaleza humana esconder el pecado o pasar por alto los errores. Sin embargo, es difícil aprender de un error que no se reconoce. Para aprender de un error necesitamos admitirlo, confesarlo, analizarlo y llevar a cabo los ajustes necesarios para que no vuelva a suceder otra vez. Todos cometemos errores, pero solo los tontos los repiten. Hay algo en nosotros que se niega fuertemente a admitir que estamos equivocados. De ahí que admiremos a quienes con franqueza y sencillez admiten sus errores y pecados. Estas personas tienen una autoestima muy sólida. No siempre tienen que tener la razón para sentirse bien con ellas mismas.
La conciencia del pecador lo llevará a la culpa que resulta en arrepentimiento o a la muerte misma debido a que se negó a arrepentirse. No es un acto de bondad tratar de hacerlo sentir mejor.
Para muchos, el individualista es un héroe. Admiramos a las personas valientes e independientes que saben lo que quieren y luchan por ello. Confían solo en ellos, no piden ni dan consejos. Qué contraste con el estilo de vida de Dios. Una persona no puede conocer el futuro ni predecir las consecuencias de sus decisiones con seguridad. El que confía totalmente en sí mismo está condenado al fracaso. El sabio depende de Dios.
Dios quiere que nos identifiquemos con los necesitados, no que los olvidemos.
Puede que el justo tenga, alternativamente, que permanecer quieto o actuar, pero su tenacidad lo hará triunfar.


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