domingo, 18 de marzo de 2018

Leyendo... Proverbios 27


LECTURA DIARIA:
Proverbios 27

El amor esforzado es mejor que la frívola hipocresía.
¿Quién preferiría la herida de un amigo al beso de un enemigo? Cualquiera que considerare la fuente. Un amigo que se preocupa por nosotros sinceramente quizás tenga que darnos consejos que a veces son desagradables, pero sabe que es por nuestro bien.

Un enemigo, en contraste, puede susurrarle palabras dulces y alegremente mandarlo camino a la ruina. Tendemos a escuchar lo que queremos oír, aun si el único que lo va a decir es un enemigo. El consejo de un amigo, por doloroso que sea, es mucho mejor que el beso de un enemigo.
Las críticas rencillosas, una lluvia constante de consejos indeseados, es una forma de tortura. La gente critica porque piensa que no la comprenden. Sin embargo, la crítica impide la comunicación en vez de ayudarla.
Existe una agudeza mental que surge de estar con gente buena. Y una unión de opiniones puede ayudar a ver las ideas con más claridad, a refinarlas y convertirlas en razonamientos brillantes. Esto requiere de compañeros de discusión que se reten el uno al otro y que estimulen el pensamiento: personas que se enfoquen en la idea sin inmiscuir sus egos en la discusión; personas que sepan cómo atacar la idea y no al pensador. Dos amigos que presentan sus ideas juntos pueden ayudarse mutuamente para ser más perspicaces.
Con todos los problemas y preocupaciones que tiene un líder es fácil que descuide a la gente que más merece su atención, los empleados fieles y voluntarios (esos que cuidan la higuera). La gente que trabaja duro y ayuda a realizar la labor, merece disfrutar sus éxitos.
La alabanza prueba a una persona, así como las altas temperaturas prueban al metal. La actitud hacia la alabanza dice mucho acerca de del carácter de una persona. La alabanza no domina a la gente íntegra. Armoniza con sus convicciones internas y cumple su deber ya sea que la alaben o no por ello.
Como la vida es corta y la fortuna incierta, deberíamos ser más diligentes en lo que hacemos con nuestras vidas. Deberíamos actuar con previsión, dando una atención responsable a nuestros hogares, familias y profesiones. Deberíamos ser mayordomos responsables, como un granjero con sus tierras y ganados. Prever es un deber, no una opción, para el pueblo de Dios.



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