miércoles, 12 de julio de 2017

UN MOMENTO... PEQUEÑA PERO PODEROSA

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UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
PEQUEÑA PERO PODEROSA

“Y la lengua es un fuego, un mundo de iniquidad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, es encendida por el infierno e inflama el curso de nuestra vida… Con ella bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que han sido hechos a la imagen de Dios; de la misma boca procedenbendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.” (Santiago 3. 6 – 12).

Si hablamos de la lengua estamos hablando de un músculo del cuerpo humano sumamente importante, sus funciones son las de hidratar la boca y los alimentos mediante la salivación, se encarga de dar vida al lenguaje y de dar el sentido del gusto para que todo el cuerpo pueda disfrutar. Es la que decide si un alimento nos gusta o no, la que nos avisa de si un líquido está frío o caliente; es un músculo esencial. La lengua se encarga de ser la primera en recibir lo que viene del exterior y en ser la ejecutora de lo que sale del interior, es la puerta de nuestro cuerpo, de nuestros pensamientos y sentimientos.
Las palabras ociosas y aborrecibles son peligrosas porque esparcen rápidamente destrucción y nadie puede detener los resultados una vez que se han pronunciado. Debemos tener cuidado con lo que decimos, pensando que más tarde nos podremos disculpar, ya que el daño permanece. 
Algunas palabras expresadas con enojo pueden destruir una relación que necesitó años para establecerse. Antes de hablar, recordemos que las palabras son como el fuego, que no se les puede controlar ni se puede anular el perjuicio que pueden causar. 
Realmente la lengua es tan importante, lo que decimos tiene tanto peso que la Biblia habla mucho sobre ella, en este caso Santiago al respecto dice: “Y la lengua es un fuego, un mundo de iniquidad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, es encendida por el infierno e inflama el curso de nuestra vida… …Con ella bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que han sido hechos a la imagen de Dios; de la misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.” Santiago nos lanza dos advertencias importantes, veamos cada una de ellas.
La lengua puede arruinar tu vida. Esta es una realidad, una palabra dicha en mal momento, la contaminación con aquello que existe fuera de nosotros, puede llegar a contaminar todo nuestro cuerpo, puede hacernos arder. Con la lengua podemos herir a otros y esto afecta al curso de nuestra vida.
La lengua no debe ser doble. Cuantas personas conocemos que sus palabras no corresponden a sus hechos, cuantas personas cambian su discurso según el sitio donde están, cuantas veces nuestra lengua alaba a Dios en las iglesias y maldice a otros en las mesas, cuanta crítica, cuanta mentira, cuanta hipocresía, cuanta palabra ociosa que traerá condenación, porque no olvidemos “de toda palabra vana que hablen los hombres, darán cuenta de ella en el día del juicio.” Santiago nos aconseja si de que nunca debiera suceder que nuestra boca hable bendición y maldición.
¡Que DIOS nos ayude a controlar nuestra lengua! ¡Que nos ayude a que nuestra boca sea una fuente de agua dulce! donde oírnos hablar sea algo bueno, no lleno de palabrotas o crítica, sino de amor. 
Descuidar la boca es un peligro que Satanás utiliza sin miramientos, ¿le dejaremos esta puerta abierta para que utilice nuestra lengua como instrumento?
Dios les bendiga abundantemente.

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