martes, 25 de julio de 2017

LEYENDO... Nehemías capítulo 10

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LECTURA DIARIA:
Nehemías capítulo 10

El muro quedó terminado y se restableció el pacto que Dios hizo con su pueblo en los días de Moisés. 
Aparecen aquí los nombres de los firmantes del pacto. El resto del pueblo, los sacerdotes, levitas, porteros y cantores, los sirvientes del Templo, y todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras para cumplir con la ley de Dios, con sus mujeres, sus hijos e hijas, todos los que tenían comprensión y discernimiento.
Si el pueblo escogido de Dios iba a testificar por El en un mundo pagano, necesitaba familias unidas y temerosas de Dios. También, debían evitar cualquier tentación de adorar los ídolos de los pueblos que vivían a su alrededor. Por esto Dios prohibió el matrimonio entre los israelitas y los paganos que vivían en la región. Sin embargo, los israelitas y los paganos a menudo se casaron, y los resultados fueron desastrosos para las familias y para la nación. Siempre el matrimonio con extranjeros llevó al pueblo de Dios a la idolatría. Cada vez que la nación se apartaba de Dios, perdía su prosperidad e influencia.
Dios reconoció que la atracción del dinero entraría en conflicto con la necesidad de descansar un día, por lo que se prohibió el comercio dentro de la ciudad el día de reposo. Al decidirse a honrar a Dios en primer lugar, los israelitas estaban rechazando hacer del dinero su Dios. Perdonar las deudas cada siete años era parte de la ley. El pueblo prometía obedecer las leyes de Dios y guardar su pacto.
El templo había sido reconstruido bajo el liderazgo de Zorobabel aproximadamente setenta años antes. Las contribuciones al templo, las ofrendas y las festividades fueron restauradas.
El pueblo necesitaba volver a aprender la importancia de dedicar sus primicias del campo a Dios. Nehemías estaba simplemente volviendo a instituir esta práctica que se llevó a cabo en los primeros días de la nación. 
De acuerdo a la ley de Dios, el pueblo debía dar una décima parte de su producción al templo para mantener a los levitas (los que se ocupaban del templo y las observancias religiosas). Una décima parte de lo que los levitas recibían se dedicaba al sustento de los sacerdotes. El objetivo de la práctica de este principio era asegurar el mantenimiento de la casa de Dios y sus trabajadores.

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