lunes, 10 de julio de 2017

UN MOMENTO... EVIDENCIAS DE SALVACIÓN

No hay texto alternativo automático disponible.

UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
EVIDENCIAS DE SALVACIÓN 

“¿De qué sirve, hermanos míos, si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Acaso puede esa fe salvarlo? Si un hermano o hermana no tienen ropa, y carecen de sustento diario, y uno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais pero no le dais lo necesario para su cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe por sí misma, si no tiene obras, está muerta. Pero alguno dirá: Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno. Haces bien; también los demonios creen, y tiemblan. Pero, ¿estás dispuesto a admitir, oh hombre vano, que la fe sin obras es estéril?” 
(Santiago 2. 14 – 26).

Las iglesias están llenas de profesantes, personas las cuales afirman ser cristianas, personas que dicen haber creído en DIOS, que en la iglesia son de los mejores, pero que en su día a día, en sus trabajos, en sus institutos, en sus casas la diferencia con aquellos que se confiesan como ateos, agnósticos o escépticos no existe, son exactamente iguales, son domingueros los cuales viven de su apariencia eclesial, seguro que conoces a alguno de ellos, seguro que te están viniendo a la cabeza nombres y apellidos, pero deja de pensar un momento. ¿No seremos alguno de nosotros uno de ellos? ¿Acaso no es para todos la advertencia de “poneos a prueba para ver si estáis en la fe, examinaos a vosotros mismos.”? Sin ninguna duda lo es para todos nosotros, deja de pensar en los domingueros y probémonos cada uno.
Porque hay diferencia entre creyentes y convencidos, no es lo mismo el intelectual que el renacido, y aquí es donde Santiago quiere poner la marca. Planteemos algunas cuestiones sobre este texto y probémonos si estamos en la fe.
Estar en la fe produce fruto. “¿De qué sirve, hermanos míos, si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Acaso puede esa fe salvarlo?“ Tener un manzano que no da manzanas o un naranjo que no da naranjas es lo mismo que no tener nada, vas a cuidarlo, vas a esforzarte en que ese árbol este bien, pero será un árbol inútil, lo mejor que se puede hacer es destruirlo. Ahora probémonos a nosotros mismos, ¿Cuál es nuestro fruto? ¿De qué nos sirve creer y tener fe, si no hay ningún fruto? ¿Qué clase de fe no tiene ninguna obra? La fe que no es real, la fe falsa no produce ningún fruto.
Estar en la fe cubre necesidades. “Si un hermano o hermana no tienen ropa, y carecen de sustento diario, y uno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais pero no le dais lo necesario para su cuerpo, ¿de qué sirve?” Cuando tienes una necesidad vital lo que necesitas es que la suplan, no una palabra de ánimo. La fe real se preocupa por la necesidad del prójimo, no buscando la autosatisfacción, sino por amor a los demás. Ahora probémonos a nosotros mismos, ¿Cuánto nos preocupamos por quien tenemos cerca? ¿Cuál es la preocupación de tu alma, suplir a los demás o lograr todos tus lujos? ¿Qué necesidades podemos suplir alrededor nuestro? La fe real se preocupa de aquel que está necesitado.
Estar en la fe no tiene miedo. “Pero alguno dirá: Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.” Aquel que está en la fe no le importará justificarla con sus obras, en cambio el que vive una fe fingida huirá de toda evidencia, tendrá conocimiento, pero no podrá demostrar que Dios es su Padre. ¿No se parecen los hijos a los padres? ¿Cómo se puede demostrar la fe sin parecerse a DIOS? Ahora probémonos a nosotros mismos, ¿Nos parecemos más a Jesús que hace dos años? ¿Hemos seguido santificándonos o por el contrario estamos estancados? La fe lleva a parecernos a Cristo y cuando nos parecemos a Él, el que nos rodea lo reconoce.
Estar en la fe es más que mero intelectualismo. “Tú crees que Dios es uno. Haces bien; también los demonios creen, y tiemblan.” No existe un error más grande que creer que el conocimiento nos puede salvar. Muchos se acercan a la Biblia queriendo conocer, queriendo estudiar, y su fe se convierte en mero intelectualismo, saben mucho sobre DIOS, pero no conocen a DIOS. Estos cuando aparece otro tema más interesante que estudiar abandonan la fe. Están convencidos de DIOS, pero no convertidos, no se ha producido un cambio interno, con lo cual, cuando hay algo más llamativo van hacia eso. Ahora probémonos a nosotros mismos, ¿Conocemos de DIOS o conocemos a DIOS? ¿Cuánto conocimiento tienes acerca de DIOS? ¿Eres un intelectual o un transformado? La fe verdadera es la que viene por la transformación por medio de la palabra, no es mero intelecto o conocimiento, es vida.
¿Qué tal ha salido la prueba? ¿Cómo es tu fe? ¿Es real o es simplemente una apariencia? ¿Qué evidencias tienes de que tu fe es real? Si tu fe no es real es el momento de ir a DIOS y clamar por tu salvación, si es real, clama a DIOS para que no caigas nunca de esa fe.
Dios les bendiga abundantemente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario