sábado, 22 de julio de 2017

LEYENDO... Nehemías capítulo 7

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LECTURA DIARIA:
Nehemías capítulo 7

Nehemías, gobernador de la provincia de Judá, nombró a su hermano Hanani como gobernador de Jerusalén. Hananías fue designado jefe de la fortaleza. Las obligaciones civiles estaban acompañadas por responsabilidades militares. Por razones de seguridad, 10 por ciento de los judíos fue traído de las áreas circundantes para que residieran en la ciudad. Nehemías poseía obviamente una autoridad absoluta, excepto en lo que toca a las atribuciones reales, ya que el reasentamiento de tanta gente no podría haber sido llevado a cabo por un funcionario de menor categoría.
La integridad y el temor de Dios eran las características clave que calificaban a estos hombres para gobernar Jerusalén. 
Las puertas de la ciudad se abrían por lo común al amanecer, permitiendo a los mercaderes entrar y colocar sus tiendas. Nehemías no quería que Jerusalén fuera sorprendida por un ataque enemigo, así que ordenó que las puertas se cerraran hasta mucho tiempo después del amanecer cuando el pueblo ya estuviera despierto y alerta.
El muro fue terminado, pero la obra no. Nehemías asignó a cada familia la protección de la sección del muro próximo a su casa. 
Nehemías encontró el registro de las genealogías. Esta era casi idéntica a la de Esdras (Esdras 2). Probablemente la lista de Esdras se guardó en los archivos del templo, y fue la que Nehemías encontró.
Las genealogías tenían mucho valor para los judíos ya que para ellos era vital probar que eran descendientes de Abraham, y por lo tanto, parte del pueblo de Dios. Al perderse una genealogía cualquier persona corría el grave riesgo de no poder comprobar su origen judío.
Si el nombre de alguien no estaba en las genealogías, esa persona todavía podía ser recibida como sacerdote si el Urim y el Tumim probaban que era judío y levita. No está claro si estos eran los originales que habrían sobrevivido a la destrucción de Jerusalén o si eran nuevos. 
Al llegar el mes séptimo, ya los hijos de Israel estaban en sus ciudades.
El capítulo 8 de Nehemías parece seguir a Esdras 8. Esta asamblea pública tuvo lugar el primer día del séptimo mes. Una asamblea similar, descrita en Esdras 10, se celebró el veinte del noveno mes. La Ley fue leída durante cinco o seis horas. Trece levitas ayudaron al pueblo a comprenderla, moviéndose en el seno de la comunidad y quizás traduciendo difíciles textos hebreos al arameo, la lengua del imperio. Es probable que a menudo, Nehemías haya interrumpido la lectura para darles la oportunidad de resolver problemas en los diferentes grupos. Gozo y llanto, pena por el pecado y alegría por la provisión de Dios, tristeza por los retrocesos, pero gozo por la oportunidad de conocer la verdad, constituían una mezcla de emociones que encerraba una firme decisión de renovación.

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