LECTURA
DIARIA:
Isaías
capítulo 47
Otro
mensaje del juicio contra Babilonia por idolatría, hechicería, arrogancia y
crueldad contra el pueblo de Dios, particularmente los ancianos.
Se
le llama virgen a la ciudad porque sus muros nunca habían sido violados, pero
su virginidad se perdería a manos de Ciro.
Isaías
predijo la caída de Babilonia más de ciento cincuenta años antes de que
ocurriera. En este tiempo, Babilonia aún no sobresalía como la fuerza más
poderosa de la tierra, el imperio orgulloso que destruiría a Judá y Jerusalén.
Pero los babilonios, captores de Judá, caerían cautivos en 539 a.C. Dios, no
Babilonia, tiene el poder supremo. Utilizó a Babilonia para castigar al pueblo
de Dios pecador. Usaría a los medos y a los persas para destruir a Babilonia y
liberar a su pueblo.
Babilonia
es comparada con una esclava que tendrá que abrirse camino por sí sola.
La
destrucción de Babilonia es presentada en términos de una reina destronada.
Aunque la invasión de Ciro en el 539 a.C. no aniquiló a Babilonia, sí ocasionó
grandes destrucciones.
Atrapada
en la búsqueda de poder y placer, Babilonia creyó en su grandeza y proclamó ser
la única potencia sobre la tierra. Babilonia se sintió completamente segura y
Nabucodonosor, su rey, se autodenominó «Dios», pero el Dios verdadero le enseñó
una lección poderosa al quitarle todo lo que poseía (Daniel 4:28-37).
El
pueblo babilonio buscó el consejo y la ayuda de astrólogos y astrónomos. Pero
al igual que los ídolos de madera y oro, ni siquiera se pudieron salvar ellos
mismos de lo que vendría de la mano de Dios.
Había
gente que hacía pronósticos dividiendo los cielos en segmentos para estudiar el
movimiento de los astros y así predecir los acontecimientos terrestres. De ahí
se derivan los actuales mapas del zodíaco.
Todos
ellos estaban destinados a un mal final.
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