lunes, 28 de mayo de 2018

Leyendo... Isaías capítulo 44



LECTURA DIARIA:

Isaías capítulo 44
El reproche se convierte en promesa de bendición. Jesurún es un término poético aplicado a Israel.

El tiempo vendrá cuando Israel se enorgullecerá de pertenecer a Dios.
El profeta pronuncia otra advertencia contra la idolatría.
Este capítulo muestra el absurdo de la idolatría en comparación con el culto al único Dios verdadero y confiable, Jehová, el Fuerte
Aquí Isaías describe cómo el pueblo hizo sus Dioses.
Qué absurdo resulta hacer un Dios del mismo árbol que nos da leña. ¿Creamos nuestros Dioses: dinero, fama o poder? Si creamos un Dios de nuestra elección, nos engañamos y no podemos esperar que mejore nuestra vida.
Dios dijo que debemos servir a nuestro Creador. Los idólatras hacen lo opuesto: sirven o adoran lo que han creado en vez de adorar o servir al Único que los creó. Nuestro Creador pagó el precio por librarnos de los pecados que cometimos en su contra. Ningún ídolo, sin embargo, creó alguna vez a alguien ni puede redimirnos de nuestros pecados.
Los adivinos eran personas que decían recibir mensajes de los Dioses. Los agoreros eran los que inventaban augurios para su beneficio. Porque Dios es verdadero, El mismo es la norma de toda enseñanza, por lo tanto, podemos confiar en su Palabra como verdad absoluta.
Dios condenó a los falsos profetas porque daban consejos contrarios al suyo.
Isaías, quien vivió aproximadamente del 740-681 a.C., llamó a Ciro por su nombre casi ciento cincuenta años antes de que gobernara (559-530 a.C.) Historiadores posteriormente dijeron que Ciro leyó esta profecía y se conmovió tanto que la llevó a cabo. Además, más de cien años antes de que sucediera, Isaías predijo la caída de Jerusalén (586 a.C.) y la reconstrucción del templo la profetizó aproximadamente doscientos años antes de que ocurriera. Es claro que estas profecías vinieron de un Dios que conoce el futuro.

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