miércoles, 23 de mayo de 2018

Leyendo... Isaías capítulo 39



LECTURA DIARIA:
Isaías capítulo 39

Este capítulo relata lo que fue el gran error diplomático de Ezequías. Orgulloso de sus riquezas y poder militar, mostró a los emisarios de Babilonia todos los tesoros y armamento de Judá. Isaías condenó a Ezequías y predijo que un día Babilonia se llevaría todas las riquezas junto al pueblo cautivo.
La profecía se cumplió 100 años más tarde, exactamente como Isaías había predicho. En lugar de arrepentirse de su equivocación, el rey solamente comentó que por lo menos él tendría paz durante su reinado.
Merodac-baladán, un príncipe babilonio, planeaba una revuelta contra Asiria y estaba formando una alianza. Quizás esperaba convencer a Ezequías para que se uniera a esta alianza contra Asiria. Ezequías, al sentirse honrado por su atención y tal vez porque le agradaba un poco la propuesta, mostró a los mensajeros babilonios sus bienes. Sin embargo, Isaías le advirtió que no confiara en Babilonia. Algún día se volvería en contra de Judá y devorarían la riqueza de Jerusalén.
Ezequías no pudo ver que los babilonios se convertirían en su siguiente amenaza y ellos, no los asirios, conquistarían su ciudad. Cuando Isaías le dijo que Babilonia algún día se llevaría todo, fue una profecía sorprendente debido a que Babilonia luchaba por liberarse de Asiria. La exhibición ególatra de Ezequías de su riqueza terrenal trajo sus propias consecuencias.
Ezequías, uno de los reyes más fieles de Judá, trabajó duro a lo largo de su reinado para erradicar la idolatría y purificar la adoración del Dios verdadero en el templo de Jerusalén. No obstante, sabía que su reino no era puro.
Aquí Ezequías expresa su gratitud porque Dios preservaría la paz durante su reinado. En cuanto Ezequías murió, se desató el mal bajo el liderazgo de Manasés, su hijo, quien reconstruyó los centros de idolatría que su padre destruyó.

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