NO TE APARTES DEL OBJETIVO DE TU VIDA.
Leer
la historia de Pablo desde Hechos capítulo 19 hasta el final del libro es
fascinante y desconcertante a la vez. Fascinante porque con frecuencia
encontramos las palabras que DIOS le envía donde le dice que esté tranquilo,
que está protegido, que al fin de cuenta llegará hasta Roma, pues ese es el
objetivo, predicar el evangelio por todas partes, a toda persona, hasta llegar
a lo último de la tierra, que en este caso es Italia.
DIOS
llamó a Pablo para ser el instrumento para llevar el evangelio hasta Roma, solo
que para lograrlo, tuvo que pasar por circunstancias difíciles, delicadas,
dolorosas, y hasta con peligro de muerte. Con todo, mientras no llegó el
momento del final de Pablo, aunque estuvo en las más temibles circunstancias,
nada le pasó porque DIOS lo cuidó, y protegió de todo.
Esa
es la confianza y la convicción de Pablo, por lo cual no siente miedo, temor,
ni pena de seguir cumpliendo la misión sin apartarse del objetivo hasta
alcanzarlo.
Lo
fascinante es que DIOS estaba de su lado, lo cuida, lo protegía y lo defendía
de todo y de todos.
No
obstante, hay algo desconcertante en la fascinante vida de Pablo, que puede ser
comparado con la vida de Job, y es que a más fidelidad, lealtad, entrega de
Pablo hacia DIOS, y a la misión para alcanzar el objetivo, mayor parece ser el
sufrimiento, el dolor, la presión, la acusación, las dificultades, y angustias
que recibió. Estos dos aspectos que van paralelos en la vida de Pablo no siempre
son congruentes a la mente humana. Y esta es la realidad que enfrenta todo
llamado de DIOS.
Con
todo, es maravilloso ver, que así como Job mantuvo su inocencia, no peco, no
traicionó la fe en DIOS, así Pablo, con todo y en todo se mantuvo firme en la
vocación a la cual DIOS lo había llamado, y se mantuvo fiel hasta el día de su
muerte. Esto quiere decir que, nunca debemos apartarnos del objetivo para el
cual DIOS nos ha llamado, venga lo que venga, pase lo que pase, jamás debemos
renegar o traicionar la fe que tenemos en Cristo, sino que cada vez que somos
expuestos a pruebas, dificultades, enfermedades, problemas, contradicciones en
la vida, más fieles debemos ser, más leales debemos mantenernos.
Ser
leal, fiel al llamado, a la nueva identidad que Pablo tenía en Cristo,
significó tener el valor y el carácter para defender con valor su fe. Pero por
el otro lado, fue muy inteligente como el águila para aprovechar los vacíos que
dejaban sus oponentes, convirtiendo sus amenazas en oportunidades para dar a
conocer la razón de su vida, el porqué se mantenía firme, por lo cual explicaba
todo el evangelio cuantas oportunidades encontraba.
El
apóstol no escatimo tiempo, no se amedrentó por personajes o presiones, sino
que estuvo siempre a la expectativa que no podía rehuir de decir lo que Jesús
hizo en su vida, de todo lo que lo había perdonado y del gran privilegio que le
había dado, lo cual es una delicada responsabilidad, el llevar el evangelio
hasta Roma. Él compartió el evangelio a grandes y pequeños, lo conto con
autoridad, naturalidad y seguridad, tanto así, que el mismo Agripa casi se convierte.
Esta es la forma que DIOS escogió para llevar el evangelio a estos grandes del
imperio romano, ellos lo escucharon, algunos lo creyeron, otros los rechazaron,
todos son inexcusables.
Todos,
dice la Biblia, somos siervos y ministros suyos (1 de Corintios 4.1 -2), y se
nos demanda fidelidad.
Eso
es lo que Pablo ha hecho en estos capítulos, ser fiel a DIOS y a la misión.
Nunca olvidemos, que aunque DIOS parezca distante de lo que sucede, es cuando
más cerca está de cada uno, y como Él es fiel y ha dicho que estará con
nosotros y no nos dejará ni nos desamparará, eso se cumple.
Así
que, no nos apartemos del objetivo nunca, luchamos, esforcémonos, y hagamos todo
hasta alcanzarlo manteniéndonos fiel al que nos envió.
Dios
les bendiga abundantemente.
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