LECTURA
DIARIA:
Isaías
capítulo 32
Después
de sufrir muchas injusticias a manos de gobernantes malvados, muchos en Judá
anhelaba un rey fuerte que gobernara con justicia. Este deseo se cumplirá
cuando Cristo reine a plenitud. El mal desaparecerá y el Rey gobernará con
justicia y equidad. En el futuro inmediato, Judá sería destruida y llevada en
cautiverio. Pero algún día el Hijo de Dios, el Rey, a diferencia de
cualquier otro rey, reinará con justicia.
No
sólo los líderes erraban, sino que el pueblo no les permitía gobernar. Los
males sociales serían remediados en el reino del rey justo.
Cuando
venga el Rey justo, los motivos de las personas serán transparentes. Al ruin
nunca más le llamarán generoso. Los que se han opuesto a las normas de vida
de Dios serán incapaces de seguir con su engaño. A la luz deslumbrante
del santo Salvador, el pecado no podrá disfrazarse y parecer bueno. La luz
reveladora de Cristo brilla en los rincones oscuros de los corazones, mostrando
el pecado tal cual es.
Isaías
habla que de un grupo de mujeres , que se sentían confiadas pese a que el
Espíritu de Dios anuncia destrucción.
Isaías
anuncia un desastre que sobrevendría a fines del año agrícola.
El
pueblo le dio las espaldas a Dios y se centró en sus propios placeres.
Esta advertencia no solo es para las mujeres de Israel, sino para todos los que
se sientan cómodos en una tranquilidad negligente, disfrutando de las cosechas,
ropa, tierra y ciudades mientras el enemigo se acerca.
Como
el llamado al arrepentimiento en los versículos 6 y 7, también las palabras de
esperanza por un nuevo y glorioso orden de cosas que reemplace el presente son
parte del mensaje profético, y aparecen tras los anuncios del severo juicio
de Dios.
La
expectativa mesiánica deriva de esta esperanza profética.
El
ideal de la justicia y el derecho estará personificado en ese rey que vendría.
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