miércoles, 16 de mayo de 2018

Leyendo... Isaías capítulo 32



LECTURA DIARIA:
Isaías capítulo 32

Después de sufrir muchas injusticias a manos de gobernantes malvados, muchos en Judá anhelaba un rey fuerte que gobernara con justicia. Este deseo se cumplirá cuando Cristo reine a plenitud. El mal desaparecerá y el Rey gobernará con justicia y equidad. En el futuro inmediato, Judá sería destruida y llevada en cautiverio. Pero algún día el Hijo de  Dios, el Rey, a diferencia de cualquier otro rey, reinará con justicia.

No sólo los líderes erraban, sino que el pueblo no les permitía gobernar. Los males sociales serían remediados en el reino del rey justo.
Cuando venga el Rey justo, los motivos de las personas serán transparentes. Al ruin nunca más le llamarán generoso. Los que se han opuesto a las normas de vida de  Dios serán incapaces de seguir con su engaño. A la luz deslumbrante del santo Salvador, el pecado no podrá disfrazarse y parecer bueno. La luz reveladora de Cristo brilla en los rincones oscuros de los corazones, mostrando el pecado tal cual es.
Isaías habla que de un grupo de mujeres , que se sentían confiadas pese a que el Espíritu de  Dios anuncia destrucción.
Isaías anuncia un desastre que sobrevendría a fines del año agrícola.
El pueblo le dio las espaldas a  Dios y se centró en sus propios placeres. Esta advertencia no solo es para las mujeres de Israel, sino para todos los que se sientan cómodos en una tranquilidad negligente, disfrutando de las cosechas, ropa, tierra y ciudades mientras el enemigo se acerca.
Como el llamado al arrepentimiento en los versículos 6 y 7, también las palabras de esperanza por un nuevo y glorioso orden de cosas que reemplace el presente son parte del mensaje profético, y aparecen tras los anuncios del severo juicio de  Dios.
La expectativa mesiánica deriva de esta esperanza profética.
El ideal de la justicia y el derecho estará personificado en ese rey que vendría.

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