martes, 8 de mayo de 2018

Un momento... LA BASE DEL RESPETO



LA BASE DEL RESPETO

La Biblia, nuestra herencia, la cultura, y nuestra propia valorización de las personas es la base de una sociedad con valores. Esto tiene que ver con la educación que hemos recibido y con el apropiamiento de dicha instrucción.
Un valor se enseña, se modela, se ofrece, pero finalmente es la persona la que decide si recibe, toma, encarna, practica y obedece dicho valor.
Proverbios 22.6 dice: “Instruye al niño en su camino y cuando este fuere grande no se apartará de él”. La responsabilidad de los padres, las escuelas, y las iglesias es instruir, orientar, enseñar y modelar los valores, pero son los hijos los que deciden apropiarlos, vivirlos, enseñarlos y modelarlos a la siguiente generación.
También dice Efesios  6.1 - 4 dice: “Hijos obedeced en el Señor a vuestros padres, honra a tu padre y a tu madre porque es el primer mandamiento con promesas, para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra”. Pero el versículo 4 dice: “Y vosotros padres no provoquéis a ira a vuestros hijos sino criadlos en disciplina y amonestación”
En fin, los valores son cultivados por medio de la instrucción de la Palabra de DIOS. Esto lo confirma 2 de Timoteo 1.5, 3.15 “Que desde la niñez has sabido las sagradas escrituras” que la abuela Loida y su madre Nohemí enseñaron a su hijo y nieto Timoteo. Estas te harán sabio para la salvación y para la perfección. Quiere decir que los padres heredan los valores por medio de la Palabra, su vida, sus costumbres, sus hábitos, sus reglas, su cultura, y su herencia.
Proverbios 1.7, y Eclesiastés 12.13 aseguran que el mayor valor que todos debemos aprender, vivir y enseñar es el temor de DIOS porque es el todo del ser humano.
Es muy importante reconocer que nuestros padres nos transmiten su propia herencia, cultura, vivencias, que algunas veces no es tan buena, pero otras veces sí. Muchos jóvenes son exactamente lo que vieron, oyeron y aprendieron estando en casa con sus padres. Si la herencia o el legado familiar estuvieron constituidos por valores tal como el respeto, la educación, la generosidad, la ética, dignidad, integridad, sinceridad, amistad, amabilidad, y justicia, eso mismo estaríamos viendo en sus hijos.
Nuestra valorización de la vida, de las personas, de la sociedad, del bien, de la educación, del respeto, determina la clase de personas que somos. Estos principios, de valorar a los demás, como seres humanos se enseñan y se modela en el hogar por excelencia.
Dice Deuteronomio 6.1-9 que se debe amar a DIOS con todo el corazón, y ese amar descrito en la Biblia debe ser contado, leído y repetido a los hijos, nietos y bisnietos. Han de ser repetidos e insistidos, y modelados hasta convertirse en un valor. La repetición de algo produce un aprendizaje más duradero. De igual forma, si en la casa, si en la escuela, si en la iglesia nos proponemos a enseñar y modelar todo lo bueno, todo lo justo, todo lo que es digno de buen nombre, lo más seguro es que terminaremos viendo a una generación que piensa, siente y se comporta según las virtudes o valores aprendidos de los padres, de los cristianos, de los compañeros de estudio y de la sociedad (Filipenses 4.8 - 9).
Debemos tener mucho cuidado y dar a la Biblia la supremacía en la formación de los valores, y tomar los valores del legado familiar y la cultura ideológica que se ajusten al criterio bíblico y que no estén en contra de la propia identidad natural de las cosas.
Todo esto es lo que nos ayuda a formar un sistema de valorización de las personas, cosas, lugares y eventos, que harán en definitiva una sociedad mejor.
Dios les bendiga abundantemente.



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