LECTURA
DIARIA:
Isaías
capítulo 38
El
capítulo 38 contiene el relato de la grave enfermedad de Ezequías y de su
milagrosa curación en respuesta a la oración. Los hechos de los capítulos 38 y
39 ocurrieron antes de los narrados en los capítulos 36 y 37.
Cuando
Isaías fue a Ezequías, quien estaba muy enfermo, y le habló acerca de su muerte
inminente, Ezequías se volvió de inmediato a Dios. Él contestó su oración,
permitiendo que viviera otros quince años.
De
acuerdo con 2 de Crónicas 32.24-26, Ezequías tenía un problema con su soberbia
aun después de este doble milagro de sanidad y liberación. A la larga, él y sus
súbditos se humillaron y el juicio de Dios se pospuso durante varias
generaciones más.
Ezequías
ante la idea de que estaba condenado a muerte. Implora entonces la ayuda de
Dios. Cuando la recibe, se da cuenta de que adorar a Dios es lo que otorga
sentido a la vida.
La
promesa de Dios de que sanaría a Ezequías alentó al rey; su espíritu se revivió
por completo.
Ezequías
se dio cuenta de que su oración les dio liberación y perdón. Sus palabras «el
Seol no te exaltará» quizás revelen que no estaba consciente de la
bienaventuranza de la vida futura para los que confían en Dios, o a lo mejor
solo significan que los cuerpos muertos no pueden alabar a Dios. En cualquier
caso, Ezequías sabía que Dios le salvó la vida y sus palabras lo alaban.
Ezequías reconoció el bien que surgió de su amarga experiencia.
Ezequías
habla del significado de trasmitir el gozo del Señor de padre a hijo, de
generación en generación.
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