UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
DE
QUE SIRVE SER RESPETUOSO HOY
El
respeto engendra respeto y sea que se haga con gusto o sin gusto,
por obediencia o por exigencia, por deber o por gratitud; finalmente en ambos
casos hay buenos resultados.
Quien
recibe en primer lugar la recompensa por ser educado, respetuoso y amable
es la misma persona que practica el respeto.
En
segundo lugar, son los padres al sentirse satisfechos, galardonados y premiados
cuando sus hijos se comportan como
verdaderos cristianos, ciudadanos y trabajadores.
Quienes
son tratados con respeto, educación, amabilidad y buena atención se sienten
valorados, respetados y bien atendidos.
Jesús
dijo: “Así pues, hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan
con ustedes; porque en eso se resumen la ley y los profetas”.
(Mateo
7.12).
Esto
no es solo un asunto de cultura, es un nuevo estilo de vida en la forma de
pensar que enseñó el Señor Jesús, que así como deseo que me traten a mí
es como yo debo tratar a los demás.
Hay
un principio bíblico que es utilizado por muchos a pesar de no ser cristianos:
“Todo lo que el hombre sembrare eso cosechará”.
(Gálatas
6. 8 - 9).
No
paguéis mal por mal, sino paga con el bien el mal.
El
asunto es que cuando dejamos que nuestros hijos o nuestra generación
hagan, digan y piensen lo que quieran, estamos permitiendo que la buena
educación, los buenos modales, el reconocimiento de los demás y las buenas
costumbres sean relegados a segundo plano.
Este
principio que enseñó claramente Jesús en el sermón del monte que muchos lo han
denominado, “la regla de oro”, es la base de una buena convivencia para una
sociedad equilibrada y justa.
La
ley natural es irreversible, tarde o temprano todo lo que hacemos, sea malo o
bueno, vuelve.
Esto
es lo que sucede, si sembramos odio, enemistad, arrogancia, sentido de
superioridad y violencia; en lugar de sembrar amor, respeto,
amistad, educación, buenos modales y excelentes costumbres, esto mismo será
cosechado.
Si
saludamos al entrar a un lugar, damos las gracias y pedimos permiso, veremos
que la respuesta del otro será, un buen día y un trato amable.
Así que, la recompensa del respeto
es el respeto que uno mismo ha mostrado a los demás. Los beneficios van
desde lo más pequeño hasta lo más grande, desde lo más subjetivo hasta lo
más objetivo, y de lo razonable a lo no razonable.
Sería
muy interesante y valioso hacer una lista de los beneficios que una persona,
un matrimonio, una familia, una iglesia, una sociedad, y/o hasta todo el
país recibiría si todos practicamos el valor del respeto como un estilo de
vida.
Animémonos todos, esposas, esposos, padres, pastores,
maestros y gobernantes a hacer esto, y luego pongamos en práctica, como
una forma habitual el respeto al otro y disfrutemos de los beneficios del
cambio en nuestras relaciones.
Dios
les bendiga abundantemente.
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