VIVE
SEGÚN TU IDENTIDAD
Hoy
la mayoría de los seres humanos viven no según su identidad original, sino
según su identidad real, la humana. DIOS desde el momento que creó al ser
humano, y permite el milagro de la maternidad, cada niño nace con la identidad
original que es la que DIOS le da, a imagen y semejanza suya, pero al mismo
tiempo, nace con una naturaleza real, pecaminosa, que no es la ideal, la
perfecta y sin pecado.
Sin
embargo, desde el momento que una persona decide entregar su corazón a Cristo,
una nueva naturaleza es implantada, la naturaleza espiritual, la divina, la de
arriba, la cual le ayudará a seguir el camino para alcanzar la identidad
original, la que Adán y Eva tenían antes de pecar, una identidad perfecta y
santa.
Los
que no han creído en Cristo, su identidad es la de un impío, incrédulo, enemigo
de DIOS y hacedor de toda maldad por estar controlado por el príncipe de este
mundo.
La
Biblia describe con lujo de detalle el comportamiento de aquellos que no
quieren creer que solo en Jesús hay vida eterna, cambio de vida, y
transformación total. Estas personas, por su naturaleza pecaminosa, hacen
maldad, viven controlados por la maldad, y se deleitan en hacer el mal. Sus
frutos todos son de continuo mal que no solo ofenden a DIOS, sino que lo que
hacen va en contra de la identidad original para lo cual DIOS los creó.
Lo
tremendo es que así como viven, jamás alcanzaran la identidad ideal, la
perfecta, sin mancha, sino que serán condenados a vivir por toda la eternidad
en constante sufrimiento por no creer en Jesús.
Sin
embargo, aquellos que a pesar de nacer con una naturaleza pecaminosa, al hacen
buen uso de la personalidad dada por DIOS, sentimiento, voluntad e
inteligencia, creen en Jesús como su Salvador personal, DIOS les da una nueva
naturaleza que les capacita para dar frutos diferentes, según su nueva
identidad, los cuales no solo agradan a DIOS sino que identifican a la persona.
Jesús
habló de ellos a través de una parábola y los comparó con una casa edificada en
buen terreno: “Por tanto, el que me oye y hace lo que yo digo, es como un
hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vino la lluvia,
crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque
tenía su base sobre la roca. Pero el que me oye y no hace lo que yo digo,
es como un tonto que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia,
crecieron los ríos, soplaron los vientos y la casa se vino abajo. ¡Fue un gran
desastre!”
(Mateo
7. 24 – 27)
El
saber orar a DIOS con fe en todo momento, no desmayar y persistir en la oración
es un fruto de la nueva identidad. El vivir sometidos a las reglas del nuevo
estilo de vida para el cristiano significa dejar el mundo, apartarse de la
naturaleza pecaminosa, es otra evidencia de la nueva identidad. Dejar de obedecer
las instrucciones del diablo, la carne y la vieja naturaleza y entregarse a las
directrices del Nuevo amo, Jesucristo es lo que da nueva identidad.
¿Cuál
es tu identidad, sigues las instrucciones del príncipe de este mundo, satanás o
estas siguiendo las directrices del Rey de reyes?
Si
ya eres un hijo de DIOS, vive según lo que eres, vive según esa identidad y que
los demás te identifiquen basados en lo que eres y haces. Si eres un hijo de
DIOS, vive como un hijo de DIOS, y haz todo aquello que agrada a DIOS, que está
de acuerdo a Su Palabra, lo que es congruente a lo que ordena el Espíritu,
saturado del amor de DIOS y comprometido con la voluntad de Jesús. Hagamos la
voluntad de DIOS, y así la gente nos identificará como lo que somos.
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