EL EVANGELIO ES PARA TODOS
DIOS
ama a todo el mundo, Jesús ha ordenado a los discípulos hacer discípulos de
todas las naciones, id por todo el mundo, y predicarlo hasta que Cristo venga.
De manera que, el evangelio es para todos, para toda persona de todo el mundo,
de todo estrato social, de toda condición espiritual, de toda edad y de toda
raza. Sin embargo, ¿Cuál es la acepción de personas que generalmente estamos
haciendo cuando la Biblia nos dice que no debemos hacer distinción o
proselitismo?
Es común
ver que a los ricos muy poco nos atrevemos a evangelizar. También a los
homosexuales y a las prostitutas o lesbianas. En este sentido, estamos haciendo
acepción de personas. A los niños muchas veces creemos que no es necesario
presentarles el evangelio, o a los políticos, o a los prisioneros, o a los
asesinos, o a los enfermos del sida, o los de enfermedades contagiosas.
También, generalmente nos cuesta evangelizar a las personas que no queremos, a
los que nos han hecho algún mal, o con quienes no nos llevamos bien. Todo esto
es desobediencia a DIOS, porque hacemos acepción de personas.
No
hemos entendido la comisión que nos dejó Jesús, de predicar el evangelio a toda
criatura, y toda criatura es toda criatura sin distinción alguna.
Sin
embargo, la acepción de personas que más estamos haciendo es aquella por la
cual no presentamos el evangelio cuando Jesús nos ha ordenado hacerlo. El no
evangelizar, el no hablar de Cristo, el no dar testimonio del amor de DIOS y el
no dar a conocer a DIOS, cuando nosotros sabemos perfectamente que esa es la
tarea que Jesús nos ha dejado. El no hacerlo es hacer acepción de personas, y
es están en clara desobediencia.
Esto
sí que le duele a DIOS, porque él ama al mundo entero sin distinción de
personas, y creo que como iglesia hemos dejado morir la pasión por el
evangelismo.
Tomemos
en cuenta que el evangelismo se hace por medio del testimonio que damos, por
medio de las palabras que pronunciamos, por medio de las acciones que hacemos.
Todos los días debemos pensar, sentir y actuar como lo hizo Jesús, como lo hizo
Pablo, como lo hicieron los doce apóstoles. Todos los días debemos buscar los
lugares donde el evangelio no ha sido predicado, y creo que esos lugares están
a la vuelta de la esquina de su casa.
El
apóstol Pablo estableció este criterio evangelístico como parte de su filosofía
ministerial, el evangelizar a toda persona sin distinción alguna, sin hacer
acepción d personas, siguiendo la visión y voluntad de DIOS, sin importarle el tiempo,
ni la circunstancia (Romanos 15.7 - 9).
Se
propuso evangelizar en los lugares donde nunca habían escuchado de Cristo, y
seguía tres pasos: evangelizaba, discipulaba y establecía líderes hasta dejar
organizada la iglesia y luego buscaba otro lugar (15.20 - 21).
La
larga lista de personas del capítulo 16 de Romanos, es una clara demostración
de todos los discípulos que había formado y que habían llegado a ser parte del
equipo ministerial.
Si
observamos, esas personas son de diferentes estratos sociales, diferentes
ciudades, y hay hombres y mujeres. Pablo evangelizo a todos, hombres y mujeres,
en lugares poblados y no poblados, fueran personas pudientes o no, jóvenes o
ancianos, a todos les presento el mismo mensaje, que solo en Jesús hay
salvación. Lo hizo con amor, perseverancia, lo hizo sin acepción de personas,
porque él entendió el significado de llevar el evangelio a toda criatura.
Pidamos
a DIOS que nos de valor para darlo a conocer a todos. Dejemos que el Espíritu
nos guie y hablemos.
Si
no sentimos carga por los que mueren sin DIOS y sin esperanza, oremos a DIOS
que ponga esa carga.
Recordemos,
el evangelio es para todos, y todos deben saber del amor de DIOS.
Siempre
hay a nuestro lado una persona que necesita de Cristo, no dejemos pasar la
oportunidad de ser un mensajero de Jesús, de ser un embajador del Rey, y un
portavoz de DIOS. Si nunca lo hemos hecho, hoy podemos comenzar.
Si
todos decimos lo que DIOS quiere que digamos, y dejamos que el Espíritu lo diga
por nosotros, muchos llegaran a saber que Jesús es el Camino, la Verdad y la
Vida.
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