UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
LA
AMISTAD ES MÁS QUE PALABRAS BONITAS
“La amistad es un regalo” donde la amistad es
el sustantivo y el regalo es el adjetivo unidos por el verbo “es” que casi es
un presente universal. En todas partes del mundo, en todo momento que se
practique, toda persona que se decida a experimentarla, la amistad siempre será
una experiencia bella, de bendición, de enseñanza, de complementación, y de
muchos beneficios.
La
tecnología ha avanzando tanto hoy que está invadiendo la privacidad de las
persona y el derecho universal de la libertad. Ahora, internet se encarga de
pensar, escoger y decidir por muchas personas que no tienen tiempo para
hacerlo.
En
la actualidad, una persona puede tener amigos de todo el mundo y comunicarse
con miles ellos en solo segundos. No necesita gastar en sellos postales,
escribir las direcciones postales, decir palabras diferentes a cada persona
según el nivel de la relación y ni presentar escusas por retrasos de
correspondencia.
La
pregunta inmediata es, ¿es genuina la amistad que se cultiva por este medio?
¿Es realmente honesta, completa y satisfactoria la amistad que sostienen dos
personas que no se conocen personalmente? ¿Contribuye este tipo de amistad
moderna a la preservación de los valores que forman una sociedad mejor o hemos
de pensar que la amistad tradicional está en crisis?
El
primer principio, aunque internet es
avance valioso para muchas cosas, pero jamás sustituirá el estilo tradicional y
bíblico de hacer amigos porque la amistad es un regalo que viene de DIOS 1 de Juan
4.8, 21, Proverbios 18.24. El estilo tradicional comienza en la camaradería,
donde dos o más personas se conocen personalmente y por medio de estar juntos,
hablar, mirarse, compartir y escuchar llega a ser compañeros. Este nivel de
relación aún no equivale a amistad pues aún no hay confianza, conocimiento y
libertad suficiente pero es la antesala de una amistad saludable. En fin,
internet es efectivo para muchas cosas, pero no para formar amistades genuinas,
satisfactorias y leales. Pues en este tipo de “amistades” es fácil mentir, no
hay costo, no hay entrega, presencia corporal. Todo es palabras, palabras,
palabras, tan solo palabras y la amistad es más que palabras Proverbios 24.17.
El
segundo principio, Prov. 17.17 la amistad como regalo de DIOS es para
compartirla con los demás. “En todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en
tiempos de angustia” revela tres principales suministros que sostienen,
alimentan, fortalecen y consolidan la amistad. Tiempo, lealtad y amor. No puede
haber amistad solida si no se dedica tiempo, lealtad y amor. El tiempo debe ser
de calidad: hablar y escuchar, caminar y compartir, ayudar y proteger, confesar
y perdonar, etc. La lealtad debe ser incondicional. Este fue el caso de David y
Jonathan, Jesús y Juan, Pablo y Timoteo. Esta amistad estuvo sostenida por
amor, lealtad y dedicación de tiempo.
Cuando
se practica una amistad que nace de un honesto compañerismo, de pasar mucho
tiempo juntos, de compartir alegría, tristeza, dolor, enfermedad, escasez,
abundancia, etc., la amistad es una relación o un vinculo profundo que nace
desde el corazón que amarra, y solo desea lo mejor para la otra persona antes
que para sí mismo.
El
verdadero amigo no abandona al amigo, sino que lo protege, lo apoya, lo
defiende. Dice el libro de Eclesiastés 4.9-10 “Dos son mejores que uno, si uno
cayere, el otro levantara a su compañero, pero ay del solo”.
Tercer
principio, cuando reconocemos que la amistad es un regalo que viene de DIOS
para compartirla con el prójimo, es valorada de tal manera, que esa relación de
amistad es saludable, beneficiosa y duradera Proverbios 17.17, 27.10a. Cuando
los jóvenes establecen una relación de amistad basada en el amor ágape, y todos
los días la riega, cuida, suministra con tiempo de calidad, palabras sazonadas
con amor, esta beneficia a otras personas. La amistad es valorada cuando en la
relación se es capaz de dar la vida, esfuerzo, entrega, sinceridad, honestidad,
y sacrificio por el bien del otro.
En
2 de Samuel 7. 10 descubrimos el cuarto principio, la amistad trae beneficios
no solo al prójimo que es amigo sino que los beneficios se extienden a muchos
más. La amistad entre David y Jonathan fue tan fuerte, sincera, sana y real,
que aun después de que su amigo muriera, la gratitud, el amor, generosidad y la
satisfacción de esa amistad se extiende hasta un hijo de Jonathan, lisiado de
los dos pies. El hecho de que David se haga responsable del hijo de Jonathan,
habla de su bondad, generosidad, y del gran corazón que tenía para su amigo.
Cuando
se ama a un amigo con el amor ágape, se está dispuesto hasta dar la vida por el
otro. Esto es lo que enseño Jesús, esto es lo que DIOS ha exigido de todos
nosotros en toda la Biblia, eso es lo que Jesús ejemplifico al morir en la cruz
por nosotros, que ni amigos éramos de Él, cuanto más cuando se es amigo. Si
Jonathan le dijo a David que está dispuesto a morir por el (1 de Samuel Cap.18
al Cap. 20) y varias veces se arriesgo por David; cuanto más no haría David por
él y toda su familia. Así que, es de dudar que una persona diga ser amigo de
alguien cuando no es amigo de su familia. Porque el amor verdadero hacia un
amigo es aquel que acepta a todos los descendientes de su amigo, y estará
dispuesto a hacer todo lo que este a su alcance para ayudarlos como muestra de
su amistad con el padre. Esto es lo que hizo David, es más, el gesto que hace,
es admirable, no solo le restituye todas las tierras que eran de Saúl su abuelo
y de Jonathan su padre, sino que lo llevo hasta su casa para que participase de
la mesa real como uno de su familia.
Esto
es exactamente lo que significa, que por nuestra relación de amor y amistad con
Jesús, la amistad es una bendición que alcanza hasta nuestros hijos y aun al
cónyuge que aun no es obediente a DIOS. Vale la pena ser amigo de Dios, y ser
amigo con los demás, porque se vive mejor, se duerme mejor, se camina mejor y
se come mejor. La amistad no solo son palabras bonitas, y hechos pomposos; la
amistad requiere entrega y ejemplo.
Dios
les bendiga abundantemente.
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