LECTURA DIARIA:
Isaías
capítulo 18
Etiopía
era el nombre con que se designaba también la región de Cus, localizada al sur
de Egipto. Se dice que Cam fue su padre. Etiopía era un poderoso país, capaz de
dominar a Egipto durante 60 años, desde el 715 a.C. en adelante. Ofreció
concertar una alianza a Ezequías contra Asiria, pero el Señor había advertido
contra cualquier pacto con Etiopía o Egipto. Ambos fueron derrotados por
Asiria.
Quizás
esta profecía data de los días de Ezequías. La tierra que “hace sombras con las
alas” se refiere a langostas y probablemente ilustra los ejércitos de Etiopía.
El rey etíope escuchó que el gran ejército asirio marchaba hacia el sur, es
decir hacia ellos. Envió mensajeros a las cabeceras del Nilo para pedir a las
naciones circunvecinas que formaran una alianza. A Judá se le pidió lo mismo,
pero Isaías dijo al mensajero que regresara a casa porque Judá solo necesitaba
la ayuda de Dios para repeler a los asirios. Isaías profetizó que la
destrucción de Asiria ocurriría en el tiempo oportuno.
Dios
le advierte a Ezequías que no tiene intenciones de intervenir en el ataque
contra Asiria, por lo que éste no debe aliarse con Etiopía. De hecho, Etiopía
se encamina hacia un desastre.
La palabra
¡Ay! con que empieza el versículo 1 no siempre introduce una acusación y
sentencia. A veces sólo sirve como una interjección para llamar la atención del
lector o decir “escucha”. De modo que la profecía que sigue no es contra
Etiopía, ni la descripción de su tierra y de su gente es peyorativa. Al
contrario, alaba su talla y su valentía.
La
profecía presenta a Etiopía enviando mensajeros a todos los rincones bajo su
dominio, y quizás también a Judá, a fin de movilizarlos contra los asirios.
Pero el profeta vislumbra que ello no sería necesario y les dice: Vosotros,
todos los habitantes del mundo y moradores de la tierra, veréis cuando se
levante la bandera sobre las montañas, y escucharéis cuando se toque la
corneta. La ocasión sería la intervención del mismo Jehová de los Ejércitos, el
Dios de Israel, para abatir por completo a los asirios, sin que fuera necesaria
la movilización y la intervención de los ejércitos de Etiopía.
Tras
estos acontecimientos, también los etíopes, así como los habitantes de Judá
contemplarán al Santo de Israel. Dice 18:7: En aquel tiempo será traído
presente a Jehová de los Ejércitos, de parte del pueblo de alta estatura… cuya
tierra dividen los ríos… al lugar dedicado al nombre de Jehová de los
Ejércitos, al monte Sion.
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