domingo, 11 de noviembre de 2018

Un momento... ¡LOS PADRES PUEDEN MARCAR LA DIFERENCIA!



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
¡LOS PADRES PUEDEN MARCAR LA DIFERENCIA!

Estamos en una época de crisis en la cual el papel del hogar y la familia cobran una importancia vital. Muchos países se hallan en una encrucijada, con cifras de divorcios sin precedentes y manifestaciones de inmoralidad por doquier.

Las perversiones sexuales no solamente corroen el carácter de las naciones sino que se extienden cada vez más. La moral y la religión han perdido sentido para millones de personas.
La profecía bíblica muestra que nuestras naciones sufrirán el derrumbe total de la sociedad si no nos arrepentimos. Jesucristo predijo que el peor período de guerra en la historia universal se presentaría inmediatamente antes de su regreso a la Tierra: "Habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá" (Mateo 24.21). El profeta Jeremías advirtió que este período sería tan espantoso "que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob" (Jeremías 30.7). Para corregir el rumbo actual, tiene que producirse un cambio drástico en nuestras actitudes hacia DIOS y hacia la Biblia.
El papel del padre es crucial y jamás puede subestimarse. Pero tampoco podemos subestimar el papel de la madre, quien ejerce un efecto único y decisivo sobre el crecimiento y desarrollo espiritual de sus hijos.
En nuestra sociedad, donde cada vez el padre se ausenta más de la familia, muchos hijos sencillamente no tienen una relación formal con su padre. Mas una relación positiva con el padre es fundamental para un buen crecimiento y el desarrollo sano de un niño. También es la base para la relación de ese niño con su Padre Eterno, DIOS.
La madre puede cumplir la tarea de volver el corazón de sus hijos a su Padre celestial así como a su padre terrenal.
El apóstol Pablo escribió: "Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la Tierra" (Efesios 6.1-3)
Muchos padres y madres temen exigir la obediencia y honra de parte de sus hijos. Muchas técnicas de crianza infantil promueven solamente la tolerancia y la "autoexpresión" de parte de los jóvenes, así como cultivar su amor propio. À los padres se les hace sentir que son egoístas y ocupados en su interés personal si exigen respeto y obediencia de sus hijos. Pero DIOS quiere que los niños aprendan a tener dominio propio y piedad y que crezcan a su imagen. Como bien lo señaló el apóstol Pablo: honrar y acatar a los padres es uno de los diez mandamientos. Y es un mandamiento que lleva consigo la promesa de una vida larga y abundante.
En nuestro mundo moderno, el "hogar" frecuentemente se reduce a un edificio donde duermen personas emparentadas, donde hay escasa interacción entre los miembros de una familia. La televisión e internet consumen buena parte del tiempo de los adultos en el hogar. Los hijos han imitado este ejemplo en su propia vida, pasando cada vez más tiempo delante de una pantalla de una computadora, de televisión o de video.
En un mundo que parece ir de crisis en crisis, los padres tienen el especial privilegio de crear un lugar de paz para los miembros de la familia afectados por tensiones. Lo pueden hacer si convierten su hogar en un lugar cálido, que invita a entrar y estar allí. Pueden promover un medio donde los miembros de la familia aprenden a comunicarse con constancia, respeto y cortesía. Pueden ayudar a sus hijos a aprender moral, a hablar de los caminos de DIOS y a manejar la vida correctamente.
El apóstol Pablo nos advirtió que hacia el final de la era actual, los padres cristianos tendrían que nadar contra la corriente en una sociedad caracterizada por seres "amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios" (2 Timoteo 3.2-4). Es mucho lo que pueden hacer los padres para que sus hijos no caigan en semejante situación.
Sí, los padres, en estos tiempos de crisis ¡pueden marcar la diferencia!
Dios les bendiga abundantemente.

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