jueves, 15 de noviembre de 2018

Leyendo... Amós capítulo 8



LECTURA DIARIA:
Amós capítulo 8

La cuarta visión de Amós, un canastillo de fruta de verano. El mensaje es el mismo que el de la tercera visión.

El sonido de los gemidos y la visión de los cuerpos muertos serán la señal de que ha llegado el Día del Señor. Los cantores del templo serán silenciados aquel día.
Condenas contra la hipocresía religiosa. Los ricos siguen participando en los ritos religiosos mientras explotan a los pobres. Dios no olvidará jamás sus injusticias, aunque hayan sido estrictos observantes del día de reposo.
Hay dos maneras de engañar al consumidor alterando los pesos y medidas.
Vendían los desechos del trigo, una mezcla de paja y otras impurezas junto a granos del cereal.
Estos mercaderes cumplían con las fiestas religiosas, pero no en espíritu. Su interés real era hacer dinero, incluso si eso significaba engañar a la gente.
Amós 8.8 ¿No se estremecerá la tierra por esto? ¿No llorarán todos sus habitantes? Subirá toda ella como un río; crecerá y mermará como el río de Egipto.
En una analogía que toma como ejemplo el río Nilo, que se levanta y desciende todos los años, Amós habla de un terremoto que hará que la tierra sufra los mismos efectos.
El hambre y la sequía eran parte del castigo que Dios reservaba a Israel. Ahora Amós habla de un nuevo tipo de hambre, la necesidad de oír la Palabra de Jehová. Esto se refiere específicamente al mensaje anunciado por el profeta. Nada asegura que Dios escuchará su clamor. En tiempo de necesidad no recibirán la guía de Dios. Todo permanecerá en silencio.
El pueblo no deseaba la Palabra de Dios cuando los profetas como Amós la proclamaban. Debido a su apatía, Dios dijo que quitaría hasta la oportunidad de que escucharan su Palabra.
Lo más triste es que en el caso de esta profecía el resultado de esta hambre por la Palabra de Dios es la muerte. Ellos jurarían por los santuarios humanos en lugar de buscar al Dios de toda la creación.

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