jueves, 29 de noviembre de 2018

Leyendo... Miqueas capítulo 5



LECTURA DIARIA:
Miqueas capítulo 5

El triunfo del pueblo de Dios sobre las naciones tiene un gran camino que recorrer aún.
El futuro sitio comenzó en tiempos del general romano Tito; y finalizó cuando Jerusalén cayó en sus manos en el 70 d.C.
Los líderes de Jerusalén estaban obsesionados con la riqueza y la posición, sin embargo Miqueas profetizó que la poderosa Jerusalén, con toda su riqueza y poder, sería sitiada y destruida. Su rey no podría salvarla. En contraste, Belén, un pueblo pequeño, sería el lugar del nacimiento del único Rey que podría salvar a su pueblo. Este salvador, el Mesías, nacería de forma natural en Belén y a la larga reinaría como Rey eterno.
Este juez era probablemente el rey Sedequías que reinaba en Jerusalén cuando Nabucodonosor conquistó la ciudad. Sedequías fue el último de los reyes en la línea de David que se sentó en el trono de Jerusalén. Miqueas dijo que el siguiente rey en la línea de David sería el Mesías, quien establecería un reino que nunca terminaría.
Muchos judíos contemporáneos de Jesús consideraban esto una señal mesiánica y creían que el Mesías nacería en Belén.
He aquí una de las grandes profecías acerca de Jesús proclamada siete siglos antes de que se consumara de forma explícita y exclusivamente en su persona. Aunque la línea del Mesías podía ser trazada hacia atrás, hasta su antecesor David, sus raíces se remontan hasta la eternidad.
El Mesías nace en Belén, La venida del Mesías. El nombre Belén significa «Casa del pan», y en «la Casa del pan» nació el Pan de Vida.
Los escribas sabían que el Mesías nacería aquí. Cuando los magos preguntaron acerca del nacimiento del nuevo Rey, los escribas les indicaron la profecía de Miqueas.
Este Rey es Jesús, el Mesías. Miqueas predijo con exactitud, cientos de años antes que sucediera, el lugar del nacimiento de Cristo. El Rey eterno de la línea de David prometido, que vendría a vivir como hombre, había vivido por siempre «desde los días de la eternidad». Aun cuando es eterno, entró en la historia humana como un hombre: Jesús de Nazaret.
El pueblo de Judá permanecería en manos enemigas hasta que naciera el Mesías; entonces el resto de sus hermanos se volverá con los hijos de Israel.
La profecía de Miqueas acerca de siete pastores y ocho príncipes es una forma figurada de decir que el Mesías levantaría muchos líderes buenos cuando regrese a reinar. Las palabras de Miqueas en el tercer capítulo establecen un severo contraste con los líderes corruptos de Judá. Aquí «Asiria» se refiere en forma simbólica a todas las naciones de cada época que se han opuesto al pueblo de Dios. Estos líderes buenos ayudarán a Cristo a derrotar todo mal en el mundo.
La tierra de Nimrod es otro nombre que se le da a Asiria, que en este caso es un símbolo de todas las naciones perversas del mundo.
Cuando Dios gobierne en su reino eterno, nuestra fortaleza no se encontrará en el poder militar sino en el poder del todopoderoso Dios. El destruirá todas las armas que la gente utiliza para su seguridad. No habrá necesidad de armamentos, debido a que Dios gobernará en el corazón de cada persona. Nuestros corazones no deben ser gobernados por el temor de una invasión o un ataque nuclear. Nuestra confianza debe estar en Dios.

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