miércoles, 9 de mayo de 2018

Un momento... NO TE APARTES DEL OBJETIVO DE TU VIDA



NO TE APARTES DEL OBJETIVO DE TU VIDA.

Leer la historia de Pablo desde Hechos capítulo 19 hasta el final del libro es fascinante y desconcertante a la vez. Fascinante porque con frecuencia encontramos las palabras que DIOS le envía donde le dice que esté tranquilo, que está protegido, que al fin de cuenta llegará hasta Roma, pues ese es el objetivo, predicar el evangelio por todas partes, a toda persona, hasta llegar a lo último de la tierra, que en este caso es Italia.

DIOS llamó a Pablo para ser el instrumento para llevar el evangelio hasta Roma, solo que para lograrlo, tuvo que pasar por circunstancias difíciles, delicadas, dolorosas, y hasta con peligro de muerte. Con todo, mientras no llegó el momento del final de Pablo, aunque estuvo en las más temibles circunstancias, nada le pasó porque DIOS lo cuidó, y protegió de todo.
Esa es la confianza y la convicción de Pablo, por lo cual no siente miedo, temor, ni pena de seguir cumpliendo la misión sin apartarse del objetivo hasta alcanzarlo.
Lo fascinante es que DIOS estaba de su lado, lo cuida, lo protegía y lo defendía de todo y de todos.
No obstante, hay algo desconcertante en la fascinante vida de Pablo, que puede ser comparado con la vida de Job, y es que a más fidelidad, lealtad, entrega de Pablo hacia DIOS, y a la misión para alcanzar el objetivo, mayor parece ser el sufrimiento, el dolor, la presión, la acusación, las dificultades, y angustias que recibió. Estos dos aspectos que van paralelos en la vida de Pablo no siempre son congruentes a la mente humana. Y esta es la realidad que enfrenta todo llamado de DIOS.
Con todo, es maravilloso ver, que así como Job mantuvo su inocencia, no peco, no traicionó la fe en DIOS, así Pablo, con todo y en todo se mantuvo firme en la vocación a la cual DIOS lo había llamado, y se mantuvo fiel hasta el día de su muerte. Esto quiere decir que, nunca debemos apartarnos del objetivo para el cual DIOS nos ha llamado, venga lo que venga, pase lo que pase, jamás debemos renegar o traicionar la fe que tenemos en Cristo, sino que cada vez que somos expuestos a pruebas, dificultades, enfermedades, problemas, contradicciones en la vida, más fieles debemos ser, más leales debemos mantenernos.
Ser leal, fiel al llamado, a la nueva identidad que Pablo tenía en Cristo, significó tener el valor y el carácter para defender con valor su fe. Pero por el otro lado, fue muy inteligente como el águila para aprovechar los vacíos que dejaban sus oponentes, convirtiendo sus amenazas en oportunidades para dar a conocer la razón de su vida, el porqué se mantenía firme, por lo cual explicaba todo el evangelio cuantas oportunidades encontraba.
El apóstol no escatimo tiempo, no se amedrentó por personajes o presiones, sino que estuvo siempre a la expectativa que no podía rehuir de decir lo que Jesús hizo en su vida, de todo lo que lo había perdonado y del gran privilegio que le había dado, lo cual es una delicada responsabilidad, el llevar el evangelio hasta Roma. Él compartió el evangelio a grandes y pequeños, lo conto con autoridad, naturalidad y seguridad, tanto así, que el mismo Agripa casi se convierte. Esta es la forma que DIOS escogió para llevar el evangelio a estos grandes del imperio romano, ellos lo escucharon, algunos lo creyeron, otros los rechazaron, todos son inexcusables.
Todos, dice la Biblia, somos siervos y ministros suyos (1 de Corintios 4.1 -2), y se nos demanda fidelidad.
Eso es lo que Pablo ha hecho en estos capítulos, ser fiel a DIOS y a la misión. Nunca olvidemos, que aunque DIOS parezca distante de lo que sucede, es cuando más cerca está de cada uno, y como Él es fiel y ha dicho que estará con nosotros y no nos dejará ni nos desamparará, eso se cumple.
Así que, no nos apartemos del objetivo nunca, luchamos, esforcémonos, y hagamos todo hasta alcanzarlo manteniéndonos fiel al que nos envió.
Dios les bendiga abundantemente.



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