jueves, 17 de mayo de 2018

Leyendo... Isaías capítulo 33



LECTURA DIARIA:
Isaías capítulo 33

¡Ay de ti, que saqueas!: Parece una alusión a Senaquerib, rey de Asiria, quien ha traicionado y saqueado a Judá, aunque algunos piensan que se refiere a Babilonia. El saqueador será a su vez saqueado y destruido debido a que Jerusalén depositará su confianza en Jehová.

Los asirios quebrantaban siempre sus promesas, pero demandaban que los otros cumplieran las suyas.
Pero el remanente justo que esperaba en  Dios para ser libres de la opresión.
Cuando se establezca el reino de Cristo, Sion (Jerusalén) será la casa de juicio y justicia ya que el Mesías reinará allí. Como una luz para el mundo, la nueva Jerusalén será la santa ciudad.
Jehová triunfará a pesar de la gran devastación ocasionada por los asirios en toda el área, desde Basán (al este del Jordán) al Carmelo y el Líbano (en la costa sudoccidental)
Los asirios quebrantaron el tratado de paz
Los lugares fructíferos y productivos se volverían desiertos. El Líbano se conocía por sus enormes cedros. Sarón era muy fértil. Basán era muy productiva en grano y ganadería. El Carmelo era un monte espeso.
¿Quién resistirá la prueba del fuego consumidor? El justo, quien también verá al Rey en su hermosura, según una brillante profecía. Tras la victoria que Jehová le permitió obtener a Asiria sobre Judá, los dignatarios asirios, que dominaron por un tiempo y hablaron una lengua difícil de entender, serían removidos. Jerusalén ( Sion ) se compara con el tabernáculo en el desierto, cuyas estacas y cuerdas no serán tocadas en la futura quietud de la ciudad, en tanto Jehová mora junto a su pueblo.
Los pecadores se dieron cuenta de que no podrían vivir en la presencia del  Dios Santo, ya que es un fuego que consume el mal. Solo los que caminan rectamente y hablan lo que es bueno pueden vivir con  Dios. Isaías nos da ejemplos de cómo podemos demostrar nuestra justicia y rectitud: rechazar ganancias recibidas por extorsión y sobornos, negarnos a escuchar planes de acciones malas y cerrar nuestros ojos al mal. Si somos justos en nuestras relaciones, moraremos con  Dios y El suplirá nuestras necesidades.

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