lunes, 25 de julio de 2016

Leyendo...Éxodo capítulo 25

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LECTURA DIARIA:
Éxodo capítulo 25

Dios eligió al pueblo de Israel para que sea un pueblo peculiar para sí mismo, por sobre todo otro pueblo, y Él mismo sería el Rey de ellos. Ordenó que se hiciera para Él un lugar santo o habitación santa, “el tabernáculo”. En él iba a mostrar su santa presencia en medio de ellos. Puesto que en el desierto habitan en tiendas o carpas, mandó que este tabernáculo, pudiera trasladarse cuando ellos se trasladasen.
El pueblo tenía que suministrar a Moisés los materiales, en forma completamente voluntaria. Y su realización seria conforme al diseño que Dios mismo les iba a mostrar.
La mayor parte del tabernáculo y de su mobiliario estaba hecha de madera de acacia. Los árboles de acacia florecían en regiones estériles y eran sumamente comunes en los tiempos del Antiguo Testamento.
El arca era un cofre, recubierto de oro, en que se iban a guardar las dos tablas de la ley. Estas tablas son llamadas testimonio; en ellas Dios da testimonio de su voluntad. La ley era un testimonio a los israelitas para orientarlos en sus deberes, y convertirla en un testimonio contra ellos si la transgredían. El arca fue puesta en el Lugar Santísimo; el sumo sacerdote la roció con la sangre de los sacrificios y quemó incienso ante ella; y sobre ella aparecía la gloria visible, símbolo de la presencia Divina.
Los querubines de oro estaban uno frente al otro, y ambos miraban abajo hacia el arca. Representan la asistencia de los ángeles al Redentor, su disposición a hacer su voluntad, su presencia en la asamblea de los santos, y su anhelo de mirar los misterios del evangelio. El arca estaba cubierta con una tapa de oro llamada el propiciatorio.
El propiciatorio era el sitio donde se realizaba el acto más elevado y perfecto de expiación cuando el sumo sacerdote entraba al Lugar Santísimo en el Día de Expiación a fin de expiar los pecados de todo el pueblo.
Había que hacer una mesa de madera, revestida de oro, para ponerla en la primera habitación del tabernáculo, y debía tener continuamente el pan de la proposición.
La mesa constituía un símbolo del poder de Dios como proveedor de alimentos para su pueblo. Medía 90 cm de largo, 45 cm de ancho y 67, 5 cm de alto.
El pan de la proposición, símbolo que representa a Cristo como pan de vida.
El candelabro representa la luz de la palabra y del Espíritu de Dios en Cristo Jesús y por medio de Él, concedido en este mundo al pueblo creyente, para dirigir la adoración y la obediencia de ellos, y para darles consuelo.
En el versículo 40 hay una expresa advertencia para Moisés. Nada fue dejado a su fantasía, o a la de los obreros o del pueblo; la voluntad de Dios debía observarse en cada detalle.

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