jueves, 21 de julio de 2016

Leyendo... Éxodo capítulo 22. 16 - 31

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LECTURA DIARIA:
Éxodo capítulo 22. 16 - 31

Continuando con el capítulo 22 de Éxodo ahora veremos:
Leyes sobre la seducción de una doncella (versículos 16 – 17) Ahora entramos en el problema del sexo fuera del matrimonio, y en este caso, la protección para las doncellas. Para nosotros con nuestra mente occidental, no podemos entender el hecho que las hijas eran en realidad propiedad de los padres. “Si por desgracia hubiera sido seducida la hija, ella perdería valor en cuanto al ‘obsequio’ que podía recibir en el arreglo de matrimonio: una virgen valía más que una doncella violada.”
Ofensas con pena capital (versículos 18-20) Encontramos aquí algunas leyes que eran bastante severas, pero para una nación regida por una Teocracia, era muy importante mantener al pueblo consagrado a DIOS solamente.
La brujería, la magia, las adivinas, todo eso era muy común para los pueblos vecinos de Israel, y siempre fue una piedra de tropiezo para ellos.
Es muy triste que aun hoy día, hay cristianos que consultan el horóscopo, o en algunos casos, han ido con una adivina, o un brujo. Eso es totalmente prohibido por Dios. El creyente no debe buscar saber las cosas por medios diabólicos, sino por medio de la Palabra de Dios. Nosotros vivimos por fe, cada día, y nuestra guía es la Palabra Inspirada de Dios que nos habla a todos nosotros.
La bestialidad, o sea, la cópula con un animal, es algo que va en contra de la naturaleza. Era una perversión en aquel tiempo, y lo es en nuestros días también. “Era una práctica empleada por algunos cultos paganos del mundo antiguo, así que era un culto falso.”
El culto a otros dioses. Esta parte trata los primeros dos Mandamientos, que es sobre el no tener otros dioses. En la tierra de Canaán había muchos dioses, pero Dios les había advertido a ellos que solamente a JEHOVÁ DIOS iban ellos a adorar.
Responsabilidades morales (versículos 21 – 27) En estas responsabilidades morales, encontramos algunas que nos deben servir de ejemplo para todos nosotros.
El trato al extranjero. Dios le había enseñado a Israel una gran lección, y era que habían sido extranjeros por cuatro siglos en Egipto. No sabemos del todo como fue el trato común de los egipcios hacia los Israelitas durante toda la estadía allí, pero sí sabemos que fue al final de la peregrinación en Egipto que el Faraón trató a Israel como un esclavo, y ordenó la muerte de los varones por un tiempo.
Eso era algo que Dios quería que Israel recordara, y que no fuera así con los extranjeros. Incluso, en los sembrados, ellos debían dejar una parte para que el extranjero que fuera caminando, pudiera arrancar y comer mientras seguía su camino.
Eso muestra que Dios guarda al extranjero, y hace justicia a aquellos que han sido maltratados. No importa la nación, toda nación del mundo de una forma u otra, han sido injustos con los extranjeros. Como Cristianos, debemos portarnos diferente con los extranjeros.
Las viudas y los huérfanos. Dios es el protector de los que se pueden valer por sí mismo. En aquellos tiempos, las mujeres que quedaban viuda, no podían ir a trabajar como hoy día. Una viuda con hijos, quedaba en la miseria. El huérfano quedaba sin la protección de su padre, pero Dios se hacía cargo de los huérfanos. Noten como dice que si ellos le piden ayuda a Dios, Él contentaría castigando severamente a los culpables.
Cuanto más nosotros debemos cuidar a aquellos que son indefensos, como los incapacitados, los bebés en el vientre de su madre, los que nacen con defectos, los que nacen anormales, etc.
Los préstamos, intereses y usura. Noten que entre hermanos no podían cobrar interés. Y aun así, si tomaban el manto de una persona como prenda, tenía que devolverlo por la noche, porque el manto era todo lo que la persona poseía; con eso se cubría del sol, y con eso se cubría del frío.
Deberes para con Dios. (versículos 28-31) En este capítulo, entra el tercer Mandamiento: “No pronuncies el nombre del SEÑOR tu Dios en vano” Y también Dios les recuerda que lo que no tarden en darle a Dios lo que le pertenece a Él. Entre ellos, encontramos dos que son muy importantes. «No te demores en presentarme las ofrendas de tus graneros y de tus lagares. »Tus hijos primogénitos serán para mí.»
La ofrenda a Dios, las primicias, el diezmo, etc., había que dárselo a Dios en seguida.
Los primogénitos eran entregados a Dios. Eso nos deja un ejemplo que todos nuestros hijos son de Dios, y que debemos traerlos delante de Dios para que Él los bendiga, y para decirle que necesitamos Su ayuda en la crianza de nuestros hijos. Sin la ayuda de Dios, no podemos hacer nada.

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