jueves, 7 de julio de 2016

Leyendo... Éxodo capítulo 11

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LECTURA DIARIA:
Éxodo capítulo 11

Dios anuncia una décima plaga, la más terrible de todas, que obligará a los egipcios a suplicar a Moisés que se vaya cuanto antes al frente de su pueblo.
Antes de partir Moisés debía comunicar a los hebreos que pidan a los egipcios los objetos de valor que posean. Esto humilló aún más a Faraón y a sus dioses, que se suponía velaban por los egipcios.
El Señor les dio gracia ante los egipcios, haciendo evidente cuánto los favorecía. Además cambió el espíritu de los egipcios hacia ellos, y los hizo tener la compasión de sus opresores.
Dios dio a Faraón muchas oportunidades para cambiar de parecer. Sin embargo, vez tras vez, Faraón ‘se puso obstinado’.
Los hijos mayores de las familias y de los animales, pertenecían a los dioses de Egipto. Y el Señor reclamaría los primeros frutos que les correspondían a los dioses egipcios.
Iba a demostrar que había una diferencia entre aquellos israelitas y egipcios. La diferencia no consistía en el ángel de la muerte que pasaría por las zonas de Egipto y la región de Gosén, ni tampoco en el hecho de que unos fuesen de raza judía y los otros no. La diferencia se basaba en la sangre del cordero colocada sobre los marcos de las puertas de las casas. Toda vivienda protegida por la sangre no sería tocada por el ángel de la muerte. Este sería el comienzo de la más antigua fiesta de los judíos, la fiesta de la Pascua.
La Pascua fue una de las más elocuentes figuras del Señor Jesucristo registradas en el Antiguo Testamento.

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