viernes, 8 de julio de 2016

Leyendo... Éxodo capítulo 12

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LECTURA DIARIA:
Éxodo capítulo 12

Después de anunciar el último juicio sobre Egipto: la muerte de los primogénitos en Éxodo 11, Dios instruyó a Moisés y a Aarón sobre lo que los hebreos debían hacer para escapar de la mortandad.
El mes de Abib, al inicio de la primavera, entre mediados de marzo y mediados de abril en nuestro calendario, sería el primero de los meses en el nuevo calendario para la naciente nación de Israel.
El día décimo del mes de Abib, cada familia había de escoger un cordero o un cabro joven, de un año. Si un cordero era mucho para una sola familia, dos familias podían unirse. El cordero o cabro debía ser sin defecto, macho de un año, y ser sacrificado el día catorce, entre las dos tardes. Esto quería decir: o bien entre la declinación del sol y la puesta, o entre la puesta del sol y la caída de la noche. El mandato de guardarlo cuatro días era para asegurarse de que no tuviera mancha o defecto alguno.
El cordero pascual era un tipo que anunciaba el sacrificio de Jesucristo en la cruz. Por ellos los sacrificios debían ser físicamente perfectos, para ser así un tipo de las perfecciones de Cristo.
La sangre del sacrificio habría de ponerse en los dos postes y el dintel de la puerta de las casas en que se comería.
Toda la carne debería comerse estrictamente asada al fuego, que es el método de preparar la carne para un pueblo nómada; y acompañada de panes sin levadura y hierbas amargas. La levadura es símbolo de la contaminación del pecado que satura toda la harina. Las hierbas amargas eran un recordatorio de la amarga experiencia de la esclavitud. Deberían comerlo todo durante la noche. Si quedaba algo había de quemarse en el fuego. Al comer la Pascua, debían estar vestidos, calzados, con bordón en mano, listos para partir en su peregrinación al desierto, y comerla apresuradamente.
Dios les dijo que la noche de la Pascua, Él pasaría hiriendo a todo primogénito en Egipto: humanos y animales. Así juzgaría a los dioses egipcios, algunos de los cuales ya habían sido juzgados individualmente con las demás plagas. Este anuncio se cierra con la solemne declaración: “YO JEHOVÁ”.
La sangre señalaría que un hogar estaba protegido; que en él se había realizado el sacrificio substitutorio por los primogénitos.
Los israelitas tuvieron que comer pan sin levadura, pues por la prisa no pudieron preparar la masa debidamente.
Éxodo 12.40-41, dice que los hijos de Israel vivieron en Egipto 430 años. En el versículo 41 se les llama a los israelitas “las huestes de Jehová”, pues a través de ellos Dios traería juicio sobre los pueblos de Canaán y sus alrededores.
En los versículos 43-49, hay más leyes sobre la Pascua: Ningún extranjero, ni jornalero debía comerla, pero sí los esclavos comprados por dinero después de circuncidarse. La carne no debería sacarse de la casa, ni quebrarse ningún hueso. Si un extranjero deseaba participar, podía hacerlo sólo si se circuncidaba. Se requería pureza ritual y espiritual para comer la Pascua.

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