UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
REFLEXIÓN
DE FIN DE AÑO: LA CASA LLENA DE BASURA
Dentro
de la casa había colecciones de relojes antiguos, lámparas de dos siglos de
edad, sombrillas de todos los países, estatuillas de marfil, y otras muchas
antigüedades.
Pero
su dueña, nunca vivió allí. Ella vivió, durante años, en un vaciadero de
basuras.
Ella
había sido víctima de un cruel abandono. Su novio la había dejado plantada en
el altar treinta y cinco años atrás. Eso la destrozó. No sólo rehusó poner pie
bajo el techado de su casa, sino que nunca permitió que ningún otro viviera
allí. Prefirió vivir entre la basura, rodeada de ratas y de cucarachas, que en
su hermosa casa. Y allí murió, anciana ya, y solitaria.
Hay
un proverbio que dice: «Más vale habitar en un rincón de la azotea que
compartir el techo con mujer pendenciera» (Proverbios 21.9).
En
su amargura, esta mujer modificó el proverbio de la siguiente manera: «Más vale
habitar en un rincón lleno de basura, sola y tranquila, que en espaciosa casa
mal acompañada.»
La
basura no es lugar para vivir. DIOS no hizo al ser humano para vivir en medio
de la basura.
Al
contrario, DIOS hizo para el hombre y la mujer un jardín encantador que les dio
por vivienda. Fue la derrota, la sensación de desgracia y fracaso, lo que los
llevó a alojarse entre los desperdicios y las alimañas.
Esta
mujer merecía vivir en casa propia, rodeada de sus colecciones de arte, y entre
jardines y flores, pero prefirió vivir entre la basura.
Así
mismo hay muchas personas hoy en día que, pudiendo vivir en la limpieza y en el
orden, en la belleza y en la cultura, prefieren vivir en medio de desperdicios
y desechos morales. Porque vivir en medio de chismes y discordias, de peleas,
de insultos y maltratos, es vivir entre la basura.
Vivir
en borracheras continuas, en drogas y delitos; andar ocultando con vergüenza
una doble vida; practicar descaradamente toda suerte de aberración moral,
adulterios, abandono de hijos, corrupción, robos y traición de confianzas, es
vivir entre la basura. No sólo la ciudad tiene sus basureros; también los tiene
la sociedad que vive en ella.
Cristo
quiere librarnos de toda basura moral. Él quiere darnos una vida limpia. Él
quiere que vivamos en armonía y paz. Él quiere proporcionarnos una completa y
total emancipación.
Aceptemos
el hogar de DIOS. No vivamos más en los basureros de este mundo. Sólo en Cristo
hay verdadera pureza.
“Amen
al Señor su Dios, obedézcanlo y séanle fieles, porque de ello depende la vida
de ustedes y el que vivan muchos años en el país que el Señor juró dar a
Abraham, Isaac y Jacob, antepasados de ustedes”. (Deuteronomio 30.20).
“Dichoso
tú, Israel, ¿quién se te puede comparar? El Señor mismo te ha salvado; él te
protege y te ayuda, ¡él es tu espada victoriosa! Tus enemigos se rendirán ante
ti, y tú aplastarás su orgullo”.
(Deuteronomio 33.29).
No
permitas que en este nuevo año que está por comenzar, tu vida se desenvuelva en
un rincón lleno de basura. Prueba una nueva vida en Cristo.
“De
modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí, son hechas nuevas”.
(2
Corinitos 5.17).
Dios
les bendiga abundantemente.
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