UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
LA
IMPORTANCIA DE LA DEPENDENCIA DIARIA
Cuando
vamos a DIOS y oramos, estamos hablando con Él y compartiendo nuestro corazón
no de una manera mecánica, memorizada y formulada, sino de una manera genuina,
sin máscaras ni dudas, confiando plenamente en DIOS.
La
dependencia es una palabra negativa en nuestra cultura. Confiamos en nuestra
autosuficiencia para construir una sociedad próspera y exitosa. Pero en la
economía de DIOS esa actitud falla y nos deja más pobres de lo que deberíamos
ser.
Mateo
6. 9 dice: “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el
cielo, así también en la tierra”. Y en el versículo 11: “El pan nuestro de
cada día, dánoslo hoy”.
Jesús
dice que, cuando vamos a DIOS, oramos, pidamos, las necesidades del día. No lo
que necesitamos para mañana, no lo que necesitamos para esta semana o para este
mes.
Cuando
venimos humildemente ante DIOS, estamos pidiendo las necesidades básicas de la
vida y cuando hacemos eso, se nos recuerda que somos totalmente dependientes de
Él.
Lo
primero es “necesidad” y acto continúo: “dependencia”; dos principios básicos
que todo creyente tiene que haber establecido en su vida. Si no interioriza
estos principios, no crecerá en su vida espiritual.
No
importa la cantidad de Biblias que conocemos, no importa cuánto hayamos
estudiado y entendamos del Antiguo Testamento. No importan cuántos versículos
hayamos memorizado, si no interiorizamos estos dos principios, no creceremos
espiritualmente.
DIOS
es el dueño de todo, así que todo lo que tenemos es un regalo de Él. Santiago
1.17 dice:” Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto,
del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.”
La
tercera palabra importante es “continuidad” “Danos hoy nuestro pan de cada
día”.
En
Éxodo capítulo 16 vemos a la nación de Israel ser liberada de la esclavitud.
DIOS ha traído las plagas al faraón, quien finalmente dejó ir a la gente. Y
ellos salen y DIOS parte el Mar Rojo y la gente ahora está del otro lado del
mar y quejándose por todo y haciendo la vida miserable para Moisés. En el
versículo 12 del capítulo 16 “Jehová dijo a Moisés: “Yo he oído las
murmuraciones de los hijos de Israel; háblales, diciendo: Al caer la tarde
comeréis carne, y por la mañana os saciaréis de pan, y sabréis que yo soy
Jehová vuestro Dios. Y venida la tarde, subieron codornices que cubrieron
el campamento; y por la mañana descendió rocío en derredor del
campamento. Y cuando el rocío cesó de descender, he aquí sobre la faz del
desierto una cosa menuda, redonda, menuda como una escarcha sobre la tierra. Y
viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto?
Porque no sabían qué era. Entonces
Moisés
les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer. Esto es lo que Jehová ha
mandado: Recoged de él cada uno según lo que pudiere comer; un
gomer por cabeza, conforme al número de vuestras personas, tomaréis
cada uno para los que están en su tienda. Y los hijos de Israel lo hicieron
así; y recogieron unos más, otros menos; y lo medían por gomer, y no sobró al
que había recogido mucho, ni faltó al que había recogido poco; cada uno recogió
conforme a lo que había de comer. Y les dijo Moisés: Ninguno deje nada de ello
para mañana.” Así que nadie guardó nada de eso hasta la mañana, ¿verdad?
Mira el siguiente verso “Mas ellos no obedecieron a Moisés“. Me hace sentir
mejor cuando leo cosas como esa. “Sino que algunos dejaron de ello para otro
día, y crió gusanos, y hedió; y se enojó contra ellos Moisés.” Y luego el
versículo 21 “Y lo recogían cada mañana, cada uno según” ¿qué? “según lo que
había de comer; y luego que el sol calentaba, se derretía”.
Esta
historia es la ilustración perfecta de esta parte de la oración.
Si
hubiéramos sido DIOS y tuviéramos que tratar con estas personas llorosas, quejumbrosas
y desagradecidas, nos hubiéramos cansado de ellos.
Pero
DIOS no, Él dijo que quiere vernos todos los días, incluso cuando nos olvidamos
de Él.
El
DIOS que hizo el cielo y la tierra y ordena a las estrellas en sus cursos le
gusta escuchar nuestras alabanzas y le gusta escuchar nuestras peticiones.
Aunque Él sabe todo lo que necesitamos, le da mucho placer si podemos
expresarlo así cuando nos ve venir a Él para pedir nuestro pan de cada día.
Porque DIOS nos ama y, como nuestro Padre, le agrada que hablemos con Él. Él es
como un padre terrenal en ese sentido.
Cualquiera
de nosotros se duele como padre cuando nuestros hijos se contentan con
disfrutar un regalo, pero que nunca buscan nuestra compañía nuevamente hasta
que haya agotado sus provisiones y necesite algo más.
Así
es DIOS un Padre amoroso.
Dios
les bendiga abundantemente.
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