UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
¿LAS
EMOCIONES SON IMPORTANTES PARA EL DESARROLLO DE NUESTRA VIDA CRISTIANA?
Las
emociones pueden acercarnos o alejarnos de DIOS.
Frente a la frustración por
una petición no contestada en nuestros términos por DIOS, podemos decidir
alejarnos de DIOS.
Frente
a un momento de alegría y gozo por lo que DIOS está haciendo en nuestras vidas,
podemos decidir buscar más de DIOS. La “emoción” que sentimos frente a
una alabanza puede hacernos decir que necesitamos de DIOS en todo momento.
La ira que sentimos frente a las actitudes poco cristianas de un hermano puede
hacernos decir de qué sirve ser cristiano.
Así
pues las mismas emociones que nos pueden llevar a buscar de DIOS en un momento
determinado, nos pueden llevar igualmente a renegar de DIOS en otro momento.
¿Son
importantes las emociones para el desarrollo de nuestra vida espiritual? La
respuesta es sí, pero debemos ser cautelosos. Nuestras emociones pueden
ayudarnos a buscar de DIOS, pero el momento en que dependemos de ellas, estamos
en graves aprietos.
Tal
vez una de las razones por las cuales no debemos basar nuestra vida espiritual
en nuestras emociones sea el hecho de que estas son por naturaleza pasajeras.
Un día frente al obrar maravilloso de DIOS puedo sentir que deseo
servirlo toda mi vida, sin embargo, pasa esa emoción y con ella mis deseos de
servirlo. Muchas veces pasa esto cuando en la adoración nos conmovemos con la
música y las letras de los himnos y cantos que entonamos, sin embargo, el
lunes, frente a mi jefe que me reclama de manera injusta, mis emociones no
serán precisamente las mismas.
En
determinados casos, podríamos decir que las emociones pueden ser adictivas.
Muchos
anhelan la felicidad, y no está mal desearla, sin embargo, cuando confundimos
la felicidad -un sentimiento-, con la alegría -una emoción-, terminamos
persiguiendo que una emoción pasajera se vuelva eterna. Comenzamos a perseguir
esta emoción y estamos dispuestos a aceptar cualquier pensamiento o idea que
nos permita llegar a este estado permanente de alegría. En unos casos, este
camino es recorrido en dirección de las drogas. En otras pueden ser las sectas.
Debemos
declarar esto, dado que como nunca antes, en nuestros días, estos movimientos
que tergiversan la Palabra de DIOS se hallan como leones rugientes acechando a
quienes no están cimentados en la Palabra sino que buscan en Dios una especie
de analgésico para sus problemas.
Sin
compromiso real con DIOS, no se puede estar firme en las convicciones
personales.
El
resultado es que muchos se dejan llevar por estos movimientos porque sienten
algo que antes no habían sentido. Algunos lo justifican llamándolo unción pero
la unción nos acerca a DIOS y nos permite vivir en libertad, estas supuestas
unciones de las que muchos hablan los aleja de DIOS y los vuelve esclavos del líder
que tiene la unción y la da a su juicio.
Por
todo esto necesitamos decir que si bien las emociones son buenas, es necesario
ser cuidadosos y no cimentar nuestra fe en estas, pues como las olas del mar
vienen y van y así nuestra fe irá y vendrá.
Debemos
estar atentos y seguir la enseñanza del apóstol Pablo a los Efesios de crecer
en el conocimiento de Cristo: “Para que ya no seamos niños fluctuantes,
llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres
que para engañar, emplean con astucia las artimañas del error, sino que
siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto
es, Cristo.”
(Efesios
4.14, 15).
Dios
les bendiga abundantemente.
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