LECTURA
DIARIA:
Habacuc
introducción
Habacuc
profetizó para Judá desde 612-589 a.C.
Contemporáneo
de Jeremías (627-596) Daniel (605-536) Ezequiel (593-571)
Habacuc
vivió en Judá durante el reinado de Joacim. Profetizó entre la caída de Nínive
(capital de Asiria) en 612 a.C. y la invasión de Judá en 589 a.C. Con Asiria
desorganizada, Babilonia se convertía en la potencia mundial dominante. Este
libro narra el diálogo del profeta con Dios al preguntarle: “¿Por qué Dios
parece indiferente ante el mal? ¿Por qué pareciera como si la gente malvada
queda sin castigo?”
Si
bien otros libros proféticos llevan la Palabra de Dios al hombre, este libro
lleva las preguntas del hombre a Dios.
Los
últimos cuatro reyes de Judá fueron hombres malvados que rechazaron a Dios y
oprimieron a su pueblo. Babilonia invadió Judá dos veces antes de que
finalmente la destruyera en 586. Era un momento de temor, opresión,
persecución, inmoralidad y falta de ley.
Habacuc
no entendía por qué Dios parecía no hacer nada con la maldad de la sociedad.
Luego se dio cuenta que únicamente la fe en Dios daría respuestas a sus
preguntas.
En
respuesta a la oración de Habacuc, el Señor le aconseja que sea paciente y
fiel, y le recuerda la justicia, la preocupación y los planes de Dios. La
oración poética en Habacuc 3 contiene las alabanzas de Habacuc al
Señor por las maneras milagrosas en que Él ha protegido a Su pueblo y lo ha
liberado.
En
vez de cuestionar los caminos de Dios, debemos darnos cuenta de que Él es
totalmente justo, y debemos creer que Él está al timón y que algún día el mal
será finalmente destruido.
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