UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
¡DIOS
PREPARÓ LA VICTORIA PARA NOSOTROS!
En
1 Corintios15.57 dice: “Más gracias sean dadas a Dios, que nos da la
victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”.
La
victoria es algo que DIOS preparó y nos dio. Recibimos la victoria sin costo
alguno de nuestra parte; no necesitamos ganarla por nuestro esfuerzo propio.
Es
un grave error pensar que sólo la salvación se obtiene gratuitamente, y que
solamente podemos obtener la victoria por nuestro propio esfuerzo.
Sabemos
que no podemos confiar en ningún mérito ni obra nuestra para ser salvos.
Sencillamente necesitamos ir a la cruz y recibir al Señor Jesús como nuestro
Salvador.
Este
es el evangelio. Aunque pensamos que la salvación no requiere obras, seguimos
creyendo que debemos hacer obras buenas después de ser salvos. Aunque no
tratamos de ser salvos por obras, tratamos de vencer por obras. Pero así como
uno no puede ser salvo por obras buenas, no puede vencer por ellas.
DIOS
dice que de nosotros no puede salir ninguna buena obra. Cristo murió por nosotros
en la cruz, y ahora vive por nosotros en nuestro ser. Lo que es de la carne
siempre será carne, y DIOS no desea nada que provenga de ella. Pensamos que la
salvación se logra por medio de la muerte que el Señor Jesús sufrió por
nosotros en la cruz, pero que después de ser salvos debemos esforzarnos por
hacer el bien y esperar que venga lo mejor.
En
1 Corintios 15.56 se habla del pecado, la ley del pecado y la muerte. En 1
Corintios 15.57 vemos que es DIOS quien nos concede la victoria. La victoria no
consiste en vencer solamente el pecado, sino también la ley y la muerte.
La
redención que DIOS preparó, nos hace aptos para vencer no sólo el pecado, sino
también la ley y la muerte.
¡DIOS
ha concedido esta victoria a cada uno de nosotros!
DIOS
ha preparado una salvación plena.
¿Han
visto un pecador tratar de salvarse por obras?
No
necesita hacer nada, porque Cristo ya lo ha hecho todo. DIOS le ha dado al
Señor Jesús. Todo lo que tienes que hacer es recibirlo.
La
salvación no requiere absolutamente ningún esfuerzo de uno. De igual manera,
ser victorioso no requiere ningún esfuerzo propio.
No
necesitamos obtener por nosotros mismos una victoria gradual, ni tampoco
logramos nuestra propia santidad o nuestra perfección de manera gradual. Si hay
algún hombre victorioso en la tierra, tiene que haber obtenido tal victoria del
Señor Jesús.
El
Señor Jesús es la victoria. Debemos darnos cuenta de cuán vano es nuestro
trabajo y que nuestra vida es un fracaso. Si aceptamos a Jesucristo,
venceremos.
Romanos
6.14 es un versículo que ya conocemos: “Porque el pecado no se enseñoreará de
vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”.
¿Cómo
puede el pecado dejar de enseñorearse de nosotros? Esto sólo se puede lograr
cuando ya no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia.
¿Qué
significa estar bajo la ley?
Estar
bajo la ley implica que nosotros hacemos algo para DIOS.
¿Qué
significa entonces, estar bajo la gracia?
Estar
bajo la gracia quiere decir que DIOS hace algo por el hombre.
Estar
bajo la gracia implica que DIOS obra en nuestro lugar. Si tenemos que hacer
algo para DIOS, el resultado será que el pecado se enseñoreará de nosotros. La
paga de nuestro trabajo es que el pecado se enseñorea. Si DIOS actúa en nuestro
lugar, el pecado no podrá enseñorearse.
Bajo
la ley nosotros trabajamos. Bajo la gracia, es DIOS quien actúa. Cuando DIOS
actúa, el pecado no se enseñorea de nosotros. Cuando DIOS trabaja, habrá
victoria.
El
principio para vencer es el principio de la gracia, y no el principio de la
recompensa. La vida vencedora es algo que se recibe; no se logra.
¡Aleluya!
La victoria es algo que se recibe; no es algo que se alcanza. Todo lo
relacionado con el Espíritu Santo se recibe.
Dios
les bendiga abundantemente.
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