viernes, 7 de diciembre de 2018

Leyendo... Habacuc capítulo 1



LECTURA DIARIA:
Habacuc capítulo 1

La gravedad y peso de la preocupación de Habacuc era una gran carga para él.
Habacuc formula una serie de preguntas para que Dios haga algo con aquellos que en su nación están maltratando al débil y al indefenso.

Habacuc, entristecido por la corrupción que veía a su alrededor, volcó su corazón a Dios.
Le imputa a Dios pasividad por permitir que continúen esos abusos
El Señor responde a las preguntas del profeta anunciando que invasores extranjeros arrebatarán el poder a los impíos entre los israelitas.
Dios dijo a los habitantes de Jerusalén que se sorprenderían de lo que estaba a punto de hacer. El pueblo vería una serie de hechos increíbles: Judá, su propio reino independiente y próspero, pronto sería una nación sometida; Egipto, una potencia mundial durante siglos, sería aplastada casi por completo; Nínive, capital del Imperio Asirio, sería tan saqueada que el pueblo olvidaría dónde estaba localizada; y los caldeos (babilonios) se levantarían con gran poder. Eran palabras realmente sorprendentes, pero el pueblo vio su cumplimiento.
Los caldeos, con sus soldados babilonios, eran una nación cruel , que se apresuraba a cruzar la tierra para atacar a sus vecinos.
Dios respondió a las preguntas y preocupaciones de Habacuc asegurándole que realizaría maravillas que lo asombrarían.
Los ejércitos podían conquistar ciudades fortificadas porque construían terraplenes, macizo de tierra que acumulaban contra las murallas.
El invasor arrasaría la tierra sin dejar nada en pie. Su dios es su fuerza.
Los babilonios estaban orgullosos de su poderío militar, estrategia, sus ejércitos y armas. Como no respetaban al ser humano, sus ejércitos llevaban a su nación riquezas, botines, prisioneros y tributos de las naciones conquistadas. Tal es la esencia de la idolatría, pedir a los dioses que fabricó su ayuda para obtener lo que desean.
La solución de Dios al problema que originalmente preocupaba al profeta suscita nuevas preguntas. ¿Cómo puede utilizar Dios a un cruel ejército invasor para resolver los problemas internos que afectan a su pueblo?
La propia naturaleza de Dios no le permite ver el mal sin castigar al culpable.
Judá recibiría su castigo de manos de los babilonios.
Habacuc se sintió consternado porque Dios iba a utilizar a una nación más malvada que Judá para castigarla. Pero los babilonios no sabían que Dios los utilizaba para que Judá volviera a Él y el orgullo de Babilonia por sus victorias sería su ruina. El mal es autodestructivo y nunca está fuera del alcance de Dios.

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