LECTURA
DIARIA:
Zacarías
capítulo 8
Dios
promete restaurarla y morar en medio de Jerusalén.
El sentido amplio que tienen
las palabras de Zacarías, junto con las semejanzas con Ezequiel 43, las
categoriza como escatológicas. Algunos ven este pasaje como parcialmente
cumplido con la creación por Dios de un nuevo pueblo en la era de la Iglesia,
con su mensaje central sobre el pueblo perfecto de Dios, que participa de un
culto perfecto, en la Nueva Jerusalén de Apocalipsis 21.
En
este pasaje, Dios arde en celos por Sion, por su amada Jerusalén. Cada nación
tiene sus planes para Jerusalén; Dios también tiene sus planes los cuales
sobrepasarán todos los esquemas humanos.
Algún
día Cristo reinará y todo su pueblo vivirá con El. Esta verdad nos alienta a
anhelar que llegue el reino del Mesías.
En
los tiempos difíciles, los muy ancianos o los muy jóvenes son los primeros en
sufrir y morir. Pero ambos grupos abundan en esta visión, llenando las calles
con sus actividades cotidianas. Esta es una señal de la paz y la prosperidad
completas de la nueva tierra de Dios.
El
remanente era un pequeño grupo de cautivos que regresó de Babilonia para
reconstruir Jerusalén y el templo. Al luchar por sobrevivir en la tierra, se
desalentaron por la oposición que a menudo enfrentaron de sus vecinos hostiles.
Era difícil de creer que algún día Dios mismo reinaría desde esta ciudad, pero
«para Dios todo es posible»
Los
días del juicio ya han pasado, y Dios piensa hacer bien a Jerusalén . En
consecuencia, se amonesta a su pueblo que no tema en acercársele con íntima
devoción.
Dios
y sus profetas instaron al pueblo por más de quince años para que terminaran la
construcción del templo. Una vez más Dios lo alentó con visiones del futuro.
Dios
prometió dar a su pueblo grandes recompensas; y le aseguró que a pesar de los
castigos que sufrieron, El no cambiaría su forma de pensar para bendecirlos.
Pero además dijo que tenían una tarea que realizar.
Los
ayunos de este capítulo, conmemoran varios acontecimientos en la historia de
Israel. El ayuno del cuarto mes conmemora la captura de Jerusalén en el 587
a.C.; el ayuno del séptimo es el Día de la Expiación, o una fecha que recuerda
el asesinato de Gedalías, gobernador de Judá tras la caída de Jerusalén; el
ayuno del décimo se celebra en memoria del sitio de Jerusalén en el 588 a.C.
Llegará
un día en el que el ayuno por los pecados se reemplazará por fiesta y gozo. Las
personas de todas las naciones adorarán a Dios y pedirán su bendición y ayuda.
En
el pasado, Jerusalén a menudo fue centro de burlas crueles de otras naciones.
La ciudad no se respetaba, sus ciudadanos pecaron tanto, que Dios les permitió
a sus enemigos que los maltrataran. Pero a la larga, dice Zacarías, Jerusalén
será un lugar santo, respetado en gran manera en todo el mundo debido a que su
pueblo cambiará su corazón hacia Dios. La gente de otras naciones verá cómo
Dios recompensa a su pueblo por su fidelidad y querrá que la incluya en sus
grandes bendiciones.
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