Zacarías capítulo 2
El
varón con el cordel de medir simboliza la esperanza de reconstruir a Jerusalén
y restaurar su pueblo. El varón mediría y marcaría los límites para los
cimientos.
La visión de un varón que sale para medir a Jerusalén es una visión de restauración. El varón tiene como tarea tomar las medidas para reiniciar la reconstrucción.
El
ángel que habla con Zacarías es interceptado por otro ángel, quien ordena al
primero hablarle al joven que iba a medir Jerusalén. El mensaje de este último
ángel tiene una importancia capital: Jerusalén sería habitada sin muros. La
población había crecido y el ganado también era mucho; no se podían reconstruir
los muros antiguos porque la ciudad necesitaba de límites mayores.
Muchos
de los israelitas cautivos no volvieron a Jerusalén pues prefirieron permanecer
en la seguridad y la riqueza adquiridas en Babilonia. Sin embargo, Zacarías les
instruyó a salir pronto de Babilonia. Esta era una advertencia urgente porque
Babilonia sería destruida y debido a su cultura decadente el pueblo se
olvidaría de sus prioridades espirituales. Una gran mayoría de los israelitas
rechazó estas advertencias y permaneció en Babilonia.
En
el versículo 8 hay una referencia al Mesías enviado por Dios como el Señor de
la gloria. Tocar la niña de su ojo significa meter un dedo en la pupila.
Cualquiera que acose al pueblo escogido está cometiendo un asalto blasfemo
contra el propio Dios.
Los
creyentes son preciosos para Dios, son sus hijos.
Dios
promete vivir en medio de su pueblo y dice que muchas naciones le conocerán.
Dios
no olvidó lo que prometió a Abraham: “Serán benditas en ti todas las familias
de la tierra”. A Abraham, padre de la nación israelita, se le prometió que sus
descendientes bendecirían al mundo entero. Debido a la venida de Jesús, el
Mesías, se cumple esta promesa: personas de todas las naciones van a Dios por
medio de Él.
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