LECTURA DIARIA:
Habacuc capítulo 2
Habiendo
concluido su interrogatorio, Habacuc se queda en guardia como un centinela a la
espera de la respuesta de Dios.
El
vigía y la torre de vigilancia, una imagen que a menudo los profetas utilizaban
para expresar expectativa, expresan la actitud de espera paciente de Habacuc
por la respuesta de Dios. Estas torres de piedra se construían sobre los muros
de la ciudad o sobre los terraplenes para que los vigías pudieran ver a las
personas (enemigos o mensajeros) que se acercaban a la ciudad mientras todavía
estaban a cierta distancia. Las atalayas también se construían en las viñas
para proteger las uvas maduras. Habacuc quería estar en una posición
estratégica para recibir el mensaje de Dios.
Este
capítulo señala las respuestas de Dios a las preguntas de Habacuc:
(1)
¿Por cuánto tiempo prevalecerá el mal?
(2)¿Por
qué fue elegida Babilonia para castigar a Judá? Dios dijo que el juicio, aun
cuando demorara en llegar, era seguro. Aun cuando Dios utilizaría a Babilonia
en contra de Judá, Él estaba consciente de los pecados de Babilonia y la
castigaría a su debido tiempo.
El
mensaje es claro y puede ser leído fácil y rápidamente.
El
mundo parece estar bajo el dominio del mal. Al igual que Habacuc, los
cristianos a menudo se sienten enfadados y desalentados cuando ven lo que está
sucediendo. Habacuc se quejó a Dios vigorosamente en cuanto a eso. La respuesta
que Dios le dio es la misma que nos daría a nosotros: “¡Ten paciencia! Llevaré
a cabo mis planes a su debido tiempo”. No es fácil ser paciente; sin embargo,
es bueno recordar que Dios aborrece el pecado aún más que nosotros. El castigo
del pecado llegará con certeza. Como le dijo Dios a Habacuc: “espéralo”. La
confianza plena en Dios significa confiar en El aun cuando no comprendamos por
qué ocurren las cosas de esa forma.
El
profeta saca a relucir ahora las cualidades que caracterizan a los babilonios y
que provocarán su caída.
Habacuc
pronuncia una serie de condenas contra los babilonios que denuncian las
carencias morales que los llevarán a la destrucción. Babilonia es como un
usurero que exige exorbitantes intereses, pero los oprimidos la someterán y
recobrarán todo lo que les ha usurpado.
Las
riquezas de Babilonia provenían de las desgracias de otros, pero esas riquezas sólo
serían combustible para el fuego. Las víctimas y sus ciudades clamarían en
contra de Babilonia.
Como
a veces sucede en la Escritura, los objetos inanimados denuncian las crueldades
de que son testigos, en este caso los muros hablan.
Es
del Señor demostrar que las ganancias obtenidas por medios ilícitos resultan
vanas.
Las
acciones de Dios para someter a los impíos son una prueba de su soberanía sobre
toda la tierra.
Se
compara la humillación y subyugación de otras naciones por los babilonios, con
una persona que embriaga a su vecino para sacar ventaja de su debilidad.
La
idolatría no es sólo el inclinarse ante ídolos; es confiar en lo que uno ha
creado y por lo tanto, en el poder de uno como creador y sustentador.
En
comparación con los ídolos sin poder y sin vida, Jehová está presente y
dispuesto a actuar poderosamente.
Los
ídolos no tienen vida, ni personalidad, ni poder; son pedazos huecos de madera
o piedra. Los templos construidos para los ídolos están igualmente vacíos:
nadie vive en ellos. Sin embargo el Señor está en su templo. Él es una persona
real, viva y poderosa. Él es total y verdaderamente Dios.
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