miércoles, 5 de diciembre de 2018

Leyendo... Nahúm capítulo 3



LECTURA DIARIA:
Nahúm capítulo 3

Se califica la maldad de Asiria vívidamente. Nínive fue ciertamente una ciudad sanguinaria, culpable de derramar la sangre inocente de multitud de víctimas.
La riqueza y poder hicieron de Nínive un aliado seductor, pero en realidad se trataba de una ramera que exigía un fuerte pago por sus servicios
Nínive utilizó su belleza, prestigio y poder para seducir a otras naciones. Como una prostituta, las sedujo para que cayeran en falsas amistades. Luego, cuando las naciones bajaron la guardia pensando que Asiria era su amiga, esta las destruyó y saqueó. Hermosa e impresionante en su exterior, Nínive era inmoral y traicionera en su interior.
Nínive recibe el castigo de una prostituta y una adúltera: exposición y condena públicas.
Amón era el supremo dios de Egipto. Tebas significa «ciudad de Amón». Estaba ubicada en el curso superior del Nilo, alrededor de 560 km al sur del Cairo moderno, y fue el centro del imperio egipcio durante más de 1.400 años, hasta que Asiria lo conquistó en el 663 a.C. Estaba rodeada de canales y templos sagrados, como Nínive, y se vanagloriaba de aliados como Fut y Libia.
La grandeza de Tebas era algo legendario. Nahúm la menciona como un recordatorio de que aun los más grandes caen.
Tebas era una ciudad de Egipto, ex potencia mundial, que se cruzó en el camino de la expansión de Asiria hacia el sur. Los asirios conquistaron Tebas cincuenta y un años antes de darse esta profecía. Para Judá, rodeada al norte y al sur por Asiria, la situación parecía desesperada. Sin embargo, Dios dijo que las mismas cosas horribles que le sucedieron a Tebas le ocurrirían a Nínive.
El castigo infligido a Tebas por Asiria caería ahora sobre Nínive.
Nínive estaba madura para el juicio, y sus enemigos ansiosos de participar del botín. La conquista es tan fácil como el sacudir el fruto maduro de una higuera.
El agua siempre estaba entre los objetivos del enemigo; la falta de agua debilitaría cualquier esfuerzo defensivo. Para reparar las fortificaciones dañadas hacía falta reforzar el horno donde se cocían los ladrillos.
Todo el frenético esfuerzo fue en vano. Antiguas fuentes indican que el monarca asirio murió y el fuego consumió su palacio.
Los pastores son dirigentes, gente de quienes el rey depende. Pero en lugar de acudir a defender a Nínive, durmieron el sueño de la muerte. Sin líderes, el pueblo se derramó: La «ciudad reina» del antiguo Oriente había perdido a todos sus súbditos.
Los que tienen hambre de poder serán grandemente destruidos, como lo fue el poderoso Imperio Asirio.

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