LECTURA
DIARIA:
Hageo
capítulo 2
El
segundo mensaje de Hageo («esfuérzate… y trabajad», versículo 4) se produjo
aproximadamente dos meses después del primero y un mes tras haber comenzado la
construcción del templo.
Este
es el segundo mensaje de Hageo, pronunciado durante la Fiesta de los
Tabernáculos, en octubre de 520 a.C. Los ancianos podían recordar la increíble
belleza del templo de Salomón, destruido 66 años antes. Muchos se desalentaron
debido a que la reconstrucción era inferior a la de Salomón. Pero Hageo los
alentó con un mensaje de Dios que revelaba que el esplendor de su templo
sobrepasaría el del anterior. La parte más importante del templo era la
presencia de Dios. Quinientos años más tarde, Jesús caminaría en los atrios del
templo.
El
mensaje era “Esfuércense y trabajen”. Judá ya había regresado a la adoración de
Dios y Él había prometido bendecir sus esfuerzos. Ahora, era el tiempo en que
ellos debían trabajar.
La
promesa del Espíritu Santo fue confirmada a través de un pacto en los inicios
de la historia de Israel. La promesa continúa siendo cumplida en tanto el
Espíritu de Dios mora aún en medio de los israelitas, los cuales no deben
temer.
Cuando
Dios prometió estremecer a todas las naciones con su juicio, estaba hablando
tanto del juicio presente sobre las naciones malvadas como del juicio futuro de
los últimos días.
El
énfasis cambia de la reconstrucción del templo en Jerusalén al reino mundial
del Mesías sobre la tierra. Las palabras «de aquí a poco» no están limitadas al
contexto histórico inmediato; se refieren al control de Dios sobre la historia:
Él puede actuar en cualquier momento que El escoja. Dios actuará en su tiempo.
Y
haré temblar a todas las naciones, alude al juicio final de Dios antes del
arribo del mundo por venir. Y llenaré de gloria esta casa, se refiere en parte
a la dedicación del templo de Zorobabel, aunque también anuncia la futura
presencia de Dios en los templos humanos por medio de Jesucristo.
Dios
quería que el templo fuera reconstruido y Él contara con los recursos para
hacerlo, pero necesitaba manos dispuestas. Dios ha decidido llevar a cabo su
obra por medio de las personas. El proporciona los recursos, pero manos
dispuestas deben realizar la obra.
En
la tradición judía a esta casa se le llama «el segundo templo», siendo el
primero el templo de Salomón. Este es el templo que existía en tiempos de
Jesús, aunque ampliado y embellecido bajo Herodes.
El
tercer mensaje de Hageo «os bendeciré» (versículo 19) llega aproximadamente dos
meses después del segundo mensaje (versículo 1).
El
ejemplo dado en este mensaje aclara que la santidad no afecta a otros, pero la
contaminación sí. Ahora que el pueblo estaba comenzando a obedecer a Dios, El
prometió que los bendeciría. Pero necesitaban comprender que las actividades en
el templo no limpiarían su pecado; sólo el arrepentimiento y la obediencia
podían limpiarlo.
Antes
de su tercer mensaje de bendición, Hageo les recuerda que la santidad no es
transferible. Su intención es explicar que tres meses de trabajo en el templo
no pueden compensar años de negligencia. El templo no hace prodigios, la gente
debe todavía enmendar sus vidas.
El
pueblo construyó los cimientos del templo e inmediatamente Dios los bendijo. No
esperó hasta que el proyecto fuera terminado
El
mensaje final de Hageo reconoce que Hageo es solamente un mensajero que lleva
la palabra del Señor. Está dirigido a Zorobabel, el gobernador de Judá.
Se
usaba un anillo con sello para garantizar la autoridad y la autenticidad de una
carta. Servía como firma cuando era estampado en cera suave en un documento
escrito. Dios estaba reafirmando y garantizando su promesa de un Mesías que
vendría de la línea de David.
El
nombre de Zorobabel quedará grabado como una señal para que todos vean el
tratamiento especial del cual Dios le hizo objeto; éste aparece en las
genealogías de nuestro Señor Jesús.
Dios
cierra su mensaje para Zorobabel con esta afirmación tremenda: «¡Porque yo te
escogí!» tal proclamación es también para nosotros, cada uno de nosotros hemos
sido escogidos por Dios.
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